Tengo 83 años, soy jubilado y discapacitado, sufro de hipertensión, bradicardia, hipotiroidismo, úlcera duodenal, cáncer en cuerdas vocales, cáncer en próstata. Con todos estos males no quiero molestar a nadie y acudo a los servicios médicos del IESS, del que tengo derecho. Pero desde el año pasado no recibo una pastilla específica para mis males catastróficos y graves que tengo.
En años pasados, di a mi país muchos logros como dirigente de ciclismo, dignidades nacionales e internacionales, como presidente de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo (2002-2013), vicepresidente de la Confederación Panamericana de Ciclismo (2010-2015), fundador y presidente de la Unión Sudamericana de Ciclismo; y representante de América a 12 congresos mundiales de ciclismo, designado en los Congresos Panamericanos de Ciclismo.
Desde el año pasado he llamado y tratado de conseguir una cita médica para tratar mis males y es imposible. Ha llegado la época de la sistematización y automatización del sistema de agendamientos, pero es completamente impersonal. Llamo al 140 para solicitar citas y por medicinas, que desde el año pasado no recibo, y contesta un impersonal robot, no un humano como antes, me agenda una cita médica para julio de 2025 y en un lugar lejano a mi domicilio y fuera de Guayaquil y sin opción a reclamo. Con este formato para agendar citas no se puede explicar la urgencia de las citas. Por ahora he tenido que dejar de tomar las medicinas por más de dos meses.
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El IESS no da un buen servicio y pareciera que no les interesa el bienestar de sus afiliados y jubilados, y que estos se vayan al diablo, mientras los burócratas reciban sus sueldos dorados.
Tenía una cita para el 9 de abril y justo me llaman del centro de cardiología para hacerme saber de la suspensión definitiva de la cita que tenía por falta de pago del IESS al prestador. Consecuentemente tampoco recibiré una sola pastilla, y no sé hasta cuándo. Mientras tanto, mis enfermedades aumentan. El IESS y su número 140 es un asco. Disculpen mis palabras un tanto fuertes, pero ya no estoy para esperar más. Mi tiempo se acaba, pero quiero hacerlo dignamente y con respeto. Sabemos que la salud es el mejor negocio conjuntamente con el contrabando de drogas, pero algo se debe hacer. (O)
Luis Gilberto Ramírez Garcés, ingeniero civil, Guayaquil