Metiendo bulla en la capital en todas las calles y en sus alrededores, espantando a perros, gatos, ciudadanos, y hasta las aves que pueblan los cielos. El presidente debería lanzar un decreto que prohíba los tubos de escape libres y la bulla en general de todo vehículo motorizado. Es una vergüenza que en la capital de la república tengamos que soportar los decibeles tan altos de los tubos de escape de los vehículos que transitan diariamente por la urbe. Pedimos muy comedidamente a las autoridades que actúen ante esta barbarie que tenemos que soportar los ciudadanos. Ese estruendo gigantesco es otra de las contaminaciones ambientales que nos está destruyendo, pregunten a cualquier otorrinolaringólogo cuál es ahora uno de los males por los cuales tienen que tratar por los ataques a los oídos de todo ciudadano. Hacemos un pedido al presidente y al alcalde de Quito para que tomen en cuenta la bulla que generan los automotores. (O)
Iván Bilbao Hadathy, Quito