Siempre los habitantes de este pueblo de Juan Gómez Rendón, más conocido como Progreso, se han caracterizado por tener un grupo de ciudadanos que viven del comercio, de venta de frituras de comidas de consumo rápido a los turistas y pasajeros que van de paso hacia los grandes balnearios de Salinas, provincia de Santa Elena, y Playas, provincia del Guayas.
Sabemos la importancia del comercio que es un intercambio de bienes o servicios con fines de beneficio mutuo, ya sea entre ciudadanos. Su importancia nos indica que satisface necesidades, promueve la especialización y el acceso a una mayor variedad de productos, impulsa el crecimiento económico a través de la generación de empleos, riqueza y también fomenta la integración cultural y la confianza entre personas y pueblos.
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Continuando con el tema estuve presente en la parroquia Juan Gómez Rendón, una mañana del mes de diciembre del 2021, cuando una autoridad municipal de la administración pasada dijo en voz alta y en pleno mercado a los comerciantes: “Les voy a dar una buena noticia, en los próximos días, el mercado donde ustedes laboran diariamente va a ser remodelado con el apoyo del GAP parroquial” y él recibió muchos aplausos y ovaciones, que hoy solo quedaron en palabras para ser conversadas.
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La remodelación del mercado municipal moderno y funcional consistía en un servicio de administración a la altura de los tiempos modernos, pero esto solo quedó en papeles y palabras que se las lleva el viento.
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Es increíble ver en los actuales momentos que en un Municipio de una administración pasada y otra actual, los únicos perjudicados sean los comerciantes y ciudadanos nativos de la parcialidad.
Ahora viene la pregunta: ¿cuándo las autoridades reconstruirán el mercado para Progreso? (O)
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Francisco Marcos Anastacio Valarezo, profesor, Progreso