El año 1922 marcó un antes y un después en la historia de la medicina. En una sala de hospital repleta de niños en coma a causa de la cetoacidosis diabética, la desesperanza dominaba el ambiente. Hasta ese momento, el diagnóstico de diabetes tipo 1 equivalía a una sentencia de muerte, pues no existía tratamiento efectivo para controlar los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, la ciencia estaba a punto de cambiar el rumbo de miles de vidas.

Citas médicas del IESS

El médico canadiense Frederick Banting junto con Charles Best y bajo la dirección de J. J. R. Macleod lograron aislar y purificar un extracto del páncreas al que denominaron insulina. Este descubrimiento, producto de un arduo trabajo experimental en animales en laboratorios, representó la primera terapia eficaz para sustituir la deficiencia hormonal que caracteriza a la diabetes tipo 1.

El primer ensayo clínico se realizó en un hospital de Toronto (Canadá), donde un grupo de niños en estado crítico recibió la nueva sustancia. Los científicos recorrieron cama por cama, aplicando la inyección de insulina purificada. El resultado fue asombroso: los pacientes comenzaron a despertar progresivamente del coma diabético. Aquello que era un espacio marcado por el sufrimiento y la inminencia de la muerte se transformó en un símbolo de esperanza y vida.

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Cáncer de mama

Más allá del impacto clínico, este acontecimiento representa un ejemplo de ética y altruismo en la ciencia. Los investigadores renunciaron a cualquier lucro personal, vendiendo la patente de la insulina por un valor simbólico de un dólar, con el propósito de que su uso beneficiara a toda la humanidad. El descubrimiento de la insulina no solo permitió salvar millones de vidas, sino que consolidó los principios de la investigación científica orientada al servicio del ser humano. (O)

Elio Roberto Ortega Icaza, mediador y abogado criminalista, El Coca