El ajedrez ya no es solo un juego milenario de reyes y peones. Hoy, se ha convertido en un espejo de nuestra capacidad humana para pensar, planificar y anticipar, pero también en un campo de experimentación donde la ciencia y la inteligencia artificial (IA) prueban sus límites.

Desde hace décadas, psicólogos y neurocientíficos han demostrado que el ajedrez estimula la memoria, la concentración y la toma de decisiones. Cada jugada implica organizar información, prever consecuencias y adaptar la estrategia, habilidades esenciales no solo para ganar partidas, sino para enfrentar la vida misma.

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Pero el ajedrez también es matemática pura. La teoría de juegos lo considera un laboratorio de decisiones de suma cero, donde la victoria de uno depende inevitablemente de la derrota del otro. En esa tensión estratégica se reflejan dilemas políticos, económicos y sociales.

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La irrupción de la inteligencia artificial llevó este tablero a otra dimensión. Lo que comenzó con Deep Blue derrotando a Kasparov en 1997 hoy se ha transformado en algoritmos como Alpha Zero, que aprenden a jugar sin instrucción humana, creando estrategias que los grandes maestros jamás imaginaron. En este sentido, el ajedrez revela algo inquietante y fascinante: la máquina no solo calcula mejor, sino que también puede “inventar” nuevas formas de pensar.

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¿Y qué significa todo esto para la sociedad? Que el ajedrez, más allá de ser un deporte, es una herramienta educativa y un símbolo de nuestra era. Nos recuerda que la inteligencia no es solo cálculo, sino creatividad; que la estrategia es tan importante en el aula y en la empresa como en el tablero, y que el desafío no es competir contra las máquinas, sino aprender con ellas.

Al final, el ajedrez es una metáfora de nuestra condición humana frente a la tecnología: cada movimiento importa, cada decisión abre caminos. Y en ese juego compartido entre personas y algoritmos, lo que está en juego no es solo la próxima partida, sino el futuro de nuestra inteligencia colectiva. (O)

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Jorge Ortiz Merchán, máster en Economía y Políticas Públicas, Durán