Si tiene algún familiar enfermo o de avanzada edad que guarda dinero en una institución financiera y solo él es la firma autorizada, y si fallece por alguna razón y sus familiares no están enterados de sus ahorros, lo más probable es que transcurran 10 años y se conviertan en pasivos inmovilizados; esto significa que estos valores pasarán al Estado ecuatoriano.

En el caso de percatarse de que efectivamente existen unos ahorros del familiar fallecido, los parientes deberán realizar un trámite de posición efectiva ante un notario, para que los valores sean repartidos en partes iguales, en ausencia de un testamento.

A nivel de educación financiera, lo más recomendable es que su familiar, en vida, designe una firma autorizada a una persona de su confianza y lo ideal es que tenga solvencia moral para no perjudicarlo retirando sus fondos a sus espaldas. También se dan casos de que la persona de la tercera edad o con enfermedades catastróficas debe realizar múltiples diligencias médicas y financieras y en la práctica solo un familiar suyo se preocupa por acompañarla, suele expresar abiertamente: “Si me pasa algo, mis ahorros quedarán en manos de mi sobrina, o nieto, hija, ahijado, etc.; que se preocupó siempre por mí”; pero como eso no es un testamento ni una autorización escrita ante la institución, no se ejecutará su voluntad. Tampoco esperen que las instituciones realicen investigaciones para dar con el paradero de un familiar del cliente fallecido, simplemente la cuenta pasa a inactivarse y a los 10 años dichos fondos pasarán al poder del Estado ecuatoriano.

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Remontando años atrás, las tribus respetaban mucho a los ancianos, no por sus riquezas sino por su edad avanzada. Por eso, cuidemos de nuestros ancianos no por sus pocos, muchos ahorros, sino porque gracias a ellos somos lo que somos hoy en día. (O)

Gunnar Lundh Iturralde, licenciado en Periodismo, Guayaquil