En esta sección de este prestigioso Diario he escrito por más de una ocasión sobre la necesidad de tener luz en las noches y en las madrugadas, específicamente en la vía a la costa, sin resolución alguna. Ahora el inconveniente ha empeorado, ya que a más de la falta de alumbrado público, existe la interrupción del minirretorno 1,5 en el kilómetro 12 de la mencionada vía. No existe clara señalización del cierre del retorno, siendo esta situación sumamente peligrosa, ya que han puesto unos palos anaranjados que al momento ya no son reflectivos y se pierden en la oscuridad de la locación, representando un serio peligro para los automotores circulantes. Las obras son buenas para el progreso de la ciudad, pero es necesario que se les dé mantenimiento. (O)
Consuelo Franco Saá, médico, Guayaquil