Hace cien años que los ingleses de la compañía Anglo Ecuadorian Oilfields Limited estuvieron en las playas de Ancón por el petróleo y por el arribo del ferrocarril de Guayaquil. Dio origen a apostar por el balneario, que por su posición geográfica y su forma natural es uno de los más bellos del mundo; sin embargo, formando parte hoy en día de la provincia de Santa Elena, no tiene muchos componentes necesarios para dar servicios a los turistas que lo visitan para la temporada playera que comienza con el año nuevo, y sigue con los feriados de carnaval, Semana Santa..., y con el turismo de los fines de semana.
Ancón en 1911 surgió como campo petrolero de dicha compañía inglesa; ahí se abrió el primer pozo del ‘oro negro’ del Ecuador. En el año 2003 lo nombraron parroquia rural del cantón Santa Elena.
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San José de Ancón no tiene sanitarios, urinarios, vestidores, duchas, salvavidas, comedores familiares y campamentos para hospedar a los adultos mayores. No existen rampas para movilización de las personas con andadores, sillas de ruedas, muletas, discapacidad motriz, etc., y para los turistas de la tercera edad, construidas en las calles, malecón y en la playa. Las familias con ancianos y miembros con minusvalidad no pueden ingresar por la incomunicación, no existen vías de camineras, o pasos de cemento o madera. No se puede transportar una silla de ruedas por la arena ni por las veredas sin rampas.
El municipio anconeño debe colocar nombres a las calles y a las ciudadelas de dicha parroquia, lo mismo la Prefectura de Santa Elena debe colocar letreros de la carretera y el número del kilometraje. De otro lado, el Ministerio de Turismo tiene que autorizar a los cantones Salinas, La Libertad y Santa Elena tener sus terminales terrestres con sus buses porque la demanda de la transportación ha aumentado. (O)
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Abel F. Molina Orellana, diplomático, Guayaquil