En un mundo que cada vez apuesta por lograr revertir el daño causado por la contaminación, Austria toma la delantera. Investigadores de la Universidad Técnica de Viena encontraron una manera brillante de darle una utilidad a las baterías.

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Tal como reseña National Geographic, los científicos encontraron una idea brillante y es que, en lugar de desechar las baterías usadas, las “siembran” para cosechar metano, un combustible limpio.

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Baterías de litio. Foto: Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju

¿Cómo es sembrar baterías?

Aunque parece ilógico, se trata de ciencia pura. Este concepto resume un descubrimiento que está causando sensación en el mundo científico y ambiental como es reutilizar residuos contaminantes para generar energía sin dañar el planeta.

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Y es que el reciclaje de baterías es una necesidad urgente que aún no se está abordando como es debido. National Geographic detalla que cada año se tiran millones de pilas y acumuladores llenos de metales pesados como plomo, litio y níquel.

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Hay forma de darle una vida útil a las baterías. Foto: Pixabay.

Si estos materiales no se tratan correctamente, se filtran al suelo y a las aguas subterráneas. Representan una amenaza a la biodiversidad y la salud humana.

La innovación del equipo austriaco reside en su enfoque regenerativo. lograron recuperar níquel de las baterías de hidruro metálico de níquel (Ni-MH) y alúmina del papel de aluminio, para transformarlo en un nanocatalizador de alto rendimiento.

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Este catalizador convierte el dióxido de carbono en metano, utiliza hidrógeno, en un proceso limpio y eficiente. Además de solucionar el problema de los residuos, se genera energía aprovechable a partir de ellos.

Lo mejor de esta tecnología es su sencillez. A diferencia de otros métodos que requieren condiciones extremas, este proceso funciona a una temperatura moderada de 250 ºC y mantiene su actividad sin deteriorarse.

Con una mezcla de óxido de aluminio y níquel, el nanocatalizador transforma el CO₂ en metano con una eficiencia ideal para aplicaciones industriales a gran escala.

Otro punto a favor es su carácter circular. Los catalizadores que ya no sirven pueden reciclarse para crear nuevos catalizadores, cerrando el ciclo de sostenibilidad.

(I)

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