Un estudio en la base Rothera, al noroeste de la Antártida, reveló que tras seis meses de aislamiento, los trabajadores comenzaron a modificar su forma de hablar, mostrando pequeños cambios en la pronunciación de algunas palabras.
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Un estudio en la Antártida reveló que el aislamiento modifica el habla. Luego de medio año, los investigadores notaron un nuevo acento en la base Rothera.
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Un estudio en la base Rothera, al noroeste de la Antártida, reveló que tras seis meses de aislamiento, los trabajadores comenzaron a modificar su forma de hablar, mostrando pequeños cambios en la pronunciación de algunas palabras.