Lo que parecía “una bendición” para Marianne Delcourt pronto se convirtió en una pesadilla al ser despojada de su propiedad. La mujer de 48 años era dueña de una granja orgánica certificada donde cultivaba hortalizas y criaba pollos hasta que descubrió que en sus tierras hay un yacimiento de oro que ahora reclama el Estado.