Ronald Clucas, del Reino Unido, solo necesitó de un detector de metales para encontrar un fragmento de un brazalete de oro trenzado con más de 1.000 años de historia: se trata de un extraño tesoro de los vikingos que solían vivir en la Isla de Man, una isla que se encuentra en el Mar de Irlanda, entre Gran Bretaña e Irlanda. De acuerdo a National Geographic, este hallazgo da pistas sobre la artesanía joyera de hace un milenio.

Aunque pueda parecer algo sencillo, la verdad es que el hombre usó este detector de metales durante cinco décadas antes de hacer el descubrimiento, que actualmente se exhibe en el Museo Manx luego de haber sido declarado tesoro nacional.

Clucas exploró durante 50 años los campos con su detector de metales, pero nunca había hallado algo tan valioso como esta joya arqueológica, lo que él mismo describió como “un shock total”, luego de considerar que “las señales de oro suelen ser débiles en los detectores”, por lo que no esperaba encontrar algo tan importante.

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La pieza: un tesoro invaluable

Los expertos afirmaron que este fragmento pesa 27,26 gramos y mide 3,7 centímetros, siendo esta la mitad de su tamaño original. Fue hecha con técnica de trabajo de un maestro orfebre vikingo, consta de ocho hebras de varillas de oro trenzadas con mucha precisión, reseña Uno.

Para la curadora de arquelogía Allison Fox, estas joyas eran usadas más que como adornos personales. Eran símbolos de riqueza y se utilizaban en transacciones financieras.

En la Era Vikinga, esta isla funcionaba bajo una economía dual donde se podía comercializar usando monedas y metal en lingotes. Las marcas de corte en el objeto hallado deja ver que fue usado repetidamente en intercambios comerciales.

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La pieza tuvo dos cortes a través de los que se fraccionó el oro de acuerdo al valor de transacciones específicas.

(I)

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