Ecuador figura en la lista del Departamento de Estado de Estados Unidos como uno de los más de veinte países identificados como principales productores o rutas de tránsito de drogas ilícitas, emitida el pasado 15 de septiembre.
Con el objetivo de evitar que cargamentos de países como este y otros, como México, Perú y República Dominicana, que también son parte del listado, lleguen a los mercados globales, la Oficina del Distrito Sureste de la Guardia Costera de Estados Unidos en Miami, Florida, ha intensificado su papel en el control en el Pacífico oriental este 2025.
EL UNIVERSO visitó la sede de Miami de la Guardia Costera y conoció de cerca el fortalecimiento de sus operaciones. Estas se dan en momentos en que se busca estrechar la cooperación bilateral entre los Gobiernos de Donald Trump y Daniel Noboa y convertir a Ecuador en un socio estrátegico en el hemisferio sur.
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El Distrito Sureste de la Guardia Costera de Estados Unidos abarca una vasta jurisdicción de 1,8 millones de millas cuadradas que se extiende desde Florida hasta el Caribe.
A lo largo de este espacio, la institución ejecuta operaciones permanentemente, ya que asegura que la zona marítima que controla es donde confluyen gran parte de las rutas ilícitas que son utilizadas por el narcotráfico y por otras actividades.
Entre sus resultados más recientes, la oficina atendió 12.477 casos de búsqueda y rescate, interceptó a más de 3.200 migrantes extranjeros e incautó narcóticos ilegales valorados en $ 1.400 millones.
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Aunque la Guardia Costera de EE. UU. no detalla la tecnología que utiliza para detectar actividades ilegales —para precautelar su seguridad operativa—, sí resalta que, en coordinación con socios internacionales e interinstitucionales, está aumentando la presencia de embarcaciones, activos aéreos y equipos tácticos para frenar el tráfico antes de que llegue a los mercados globales.
En lo relacionado con Ecuador, el presidente Daniel Noboa ratificó dos acuerdos de cooperación militar con Estados Unidos el 15 de febrero de 2024. Estos permiten llevar a cabo operaciones navales conjuntas contra actividades marítimas transnacionales ilícitas, como el tráfico de drogas, el tráfico de armas de fuego, la trata de personas y la pesca ilegal.
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Más allá de la cooperación bilateral que el país norteamericano mantenga, también ha anunciado una estrategia para enfrentar a grupos criminales fuera de sus fronteras.
En este marco, la Guardia Costera estadounidense indicó a este Diario que, conforme a la sección 522 del Título 14 del Código de los Estados Unidos (USC), está autorizada a emplear toda la fuerza necesaria para detener en altamar embarcaciones que incumplan las normas y estén bajo la jurisdicción estadounidense.
Con estas medidas, Washington busca contener la expansión del narcotráfico en aguas internacionales y reforzar el trabajo conjunto con países como Ecuador, que se encuentran en la primera línea de esta problemática global.
Así funciona el Distrito Sureste de la Guardia Costera de EE. UU.
EL UNIVERSO conoció que el Distrito Sureste de la Guardia Costera de Estados Unidos divide su trabajo en múltiples sectores. Uno de los más estratégicos es el de Miami, que se extiende desde Fort Pierce hasta Miami Beach y es clave para el control de rutas provenientes del Caribe.
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Sin embargo, la Guardia Costera ha estado al frente de operaciones masivas de interdicción desde hace tres décadas; su trabajo no es solo ahora.
Entre 1990 y 2004 se desarrolló la Operación Vigilancia y Centinela, mediante la cual más de 50.000 cubanos y haitianos fueron rescatados en el estrecho de Florida. Posteriormente, en 2004, con la Operación Able Century se interceptó a más de 900 migrantes haitianos, y entre 2008 y 2009 fueron rescatados otros 4.000. Con la derogación de la política de “pies mojados” en 2017, los intentos de cruce irregular volvieron a aumentar, llegando a más de 4.000 cubanos en un solo año.
Actualmente, ante el deterioro de la situación en Haití y Cuba, la Guardia Costera mantiene activo su despliegue de personal y recursos para interceptar migración irregular y frenar cargamentos ilícitos en las rutas más críticas: desde el norte de Cuba hasta los cayos de Florida; el paso de Barlovento, entre Cuba y Haití; y la conexión entre República Dominicana y Puerto Rico.
La institución reconoce que los mismos corredores usados por migrantes son también aprovechados por las redes de narcotráfico. Por eso, una de sus prioridades es actuar lo más cerca posible de los puntos de salida de cocaína desde Sudamérica y el Caribe, antes de que esas cargas se vuelvan difíciles de rastrear.
Con cerca de 4.000 efectivos en servicio activo, el Distrito Sureste cubre una decena de misiones de la Guardia Costera, consolidándose como uno de los comandos más activos y desafiantes en la región.
(I)