“No hay desgracias para los corazones débiles, la desgracia quiere un corazón fuerte”. (Dostoievski)

Pocos hemos tenido la suerte de afrontar la adversidad y vivir para contarlo. Imaginen la sufrida por mi hermano mayor: a la tierna edad de 4 años lo atacó la polio –cuando no había vacuna–, pero con su mente brillante y actitud positiva superó las pruebas; se graduó de economista con el mejor promedio en la universidad, fue un exitoso banquero y empresario, un ser amable, generoso, humilde, líder visionario, buena persona...

Al igual que a Carlitos, nos afecta la adversidad, principalmente por los efectos del COVID-19.

Publicidad

Somos testigos impotentes de la caída de la economía y aumento del desempleo en todos los niveles de la sociedad; por eso, muchas personas, aunque no nacieron con el ADN del emprendimiento, emprenden, sea para cumplir el sueño de su vida o para sobrevivir al perder sus empleos.

Antes de iniciar un emprendimiento o start up, o durante la vida de la empresa, recomiendo considerar estos factores: a) Tener claro el concepto del negocio y su propuesta de valor; b) Buscar una adecuada asesoría con un mentor; c) Realizar estudios de mercado sobre oferta-demanda y qué ofrece la competencia; d) Pronosticar, con los resultados del estudio: ventas y su costo, márgenes de rentabilidad y flujo de caja para recuperar la inversión; e) Conocer sobre finanzas y contabilidad básicas; f) Obtener adecuado financiamiento de corto o largo plazo; g) Elaborar estrategias de marca en redes sociales; h) Determinar punto de equilibrio; i) Innovar permanentemente; j) Crear una cultura de servicio.

Por falta de oportunidades, experiencia o capacitación, los emprendedores suelen enfocarse en negocios que navegan en océanos rojos; esto es, industrias o comercios en estado de madurez, con excesiva competencia, antes que buscar océanos azules o nichos de mercado en que puedan diferenciarse con una propuesta de valor exponencial.

Publicidad

Tuve la oportunidad de ser Business Angel (inversionista) y mentor de estrategia para dos jóvenes emprendedoras en sus start ups de cafeterías. A la empresaria que cursó estudios universitarios en Estados Unidos le fue mucho mejor que a la educada localmente e, inclusive, pese a la fuerte caída de ventas, el negocio continúa navegando en un mar bravo, aplicando continuamente los considerandos expuestos en el párrafo tercero, particularmente, la innovación.

Analistas económicos esperan que la economía decrezca más del 11 % este año; adicionalmente, el desempleo abierto llegaría al 13 % –el más alto de los últimos 20 años– sin embargo, hay que seguir el ejemplo de Estados Unidos, donde a pesar de la actual recesión, se han iniciado más start ups que en el 2019.

Publicidad

Necesitamos unirnos y organizarnos para crear oportunidades, capacitar a los emprendedores, brindar mejor educación a jóvenes y adultos para enfrentar con decisión la pobreza y la falta de empleo. La empresa privada y los emprendimientos deben ser el motor de la economía pos-COVID-19 en la próxima década. (O)