La venerada imagen de la Virgen de El Cisne llegó a Cuenca para ser llevada en un sobrevuelo sobre la ciudad y los cantones de Azogues, Paute y Gualaceo. Su arribo se dio vía terrestre a la Tercera Zona militar, desde donde luego la trasladaron en un helicóptero de las Fuerzas Armadas.

A las 10:12 llegó al recinto militar en manos de las autoridades católicas de la ciudad. Antes de ingresar al campo, los uniformados hicieron sonar sus trompetas con un toque solemne. Enseguida, Santiago Almeida, comandante de la Tercera División, le dio un saludo: “Esperamos que hoy sea placentera tu estadía y derrames bendiciones a estos tus soldados con la sagrada misión de defender a nuestra patria”, dijo mirando a la Churonita, quien según dijo ostenta el grado de ‘Generalísima del Ejército Nacional’.

Antes de iniciar la misa la llevaron a un altar, desde el que lucía un elegante vestido de chola cuencana: una larga pollera de color rojo, una blusa blanca y un sombrero de paja toquilla.

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En la homilía, el arzobispo de la ciudad, Marcos Pérez Caicedo, destacó en su sermón el apoyo de los militares para ejecutar este encuentro conociendo la amplia cantidad de fieles en Azuay. El año pasado, unos 14 000 fieles de esa provincia se movilizaron a Loja para visitar a la Virgen.

En medio del ambiente político preelectoral en Ecuador, Pérez preguntó en la homilía: “¿Qué sentimientos dominan hoy a los candidatos?”.

Este evento fue transmitido por redes sociales, en las que los fieles católicos comentaban con mensajes como “Virgencita cuida a toda mi familia” o “Madre Santísima cúbrenos con su sagrado manto”.

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Terminada la misa arribó el helicóptero para ejecutar sobrevuelo de una hora sobre los cantones Cuenca, Paute y Gualaceo en Azuay; y Azogues, en Cañar.

Mientras la aeronave despegaba con la Virgen y el arzobispo en la cabina, Julia Durán no paraba de llorar de emoción.

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La feligrés logró entrar al fuerte militar y pedía con mucha fe, pero no por ella, sino por todos: “Danos fuerza, danos ánimo para seguir soportando esta enfermedad (el coronavirus)”. Dijo que hasta el año pasado viajaba al santuario de El Cisne para adorarla, pero este fue imposible por la pandemia.

Aún así se la notó contenta por haberla visto y el paquete de velas que portaba en las manos las encenderá en su casa para mantener firme su creencia. Finalmente el evento terminó a las 11:30 con un cielo parcialmente nublado y amenaza de lluvia. (I)