Este martes en Estados Unidos se volvió a ejecutar en una prisión federal a un hombre condenado a pena de muerte luego de 17 años.

Esto, debido a que la Corte Suprema autorizó la reanudación de las ejecuciones federales que estaban suspensión -aunque muchos Estados la aplicaban-.

Legalmente, Estados Unidos es parte de la minoría de países que todavía aplica la pena de muerte.

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En general los métodos utilizados por los países que aún la permiten son la decapitación, la electrocución, el ahorcamiento, el fusilamiento o la inyección letal, denuncia Amnistía Internacional (AI), cuyo más reciente informe mundial sobre la pena capital data de 2019.

A fines de 2019, Amnistía Internacional contabilizaba 142 países abolicionistas, de derecho o 'de facto', o sea, en este caso aquellos que no realizaron ejecuciones en la última década, lo que equivale a casi las tres cuartas partes.

De ese grupo 106 han abolido la pena capital por ley, incluyendo todos los delitos, según la oenegé defensora de los derechos humanos. Casi la mitad se encuentran en Europa y Asia central.

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Barbados suprimió la pena de muerte en su Constitución. En Estados Unidos, el gobernador de California, estado que cuenta con el mayor número de presos condenados a muerte, instauró una moratoria oficial para las ejecuciones, y New Hampshire se convirtió en el 21º estado en abolir la pena máxima para todo tipo de delitos.

De acuerdo al informe de AI, se han tomado medidas o realizado anuncios que podrían desembocar en la abolición de la pena de muerte en Gambia, Guinea Ecuatorial, Kazajistán, Kenia, República Centroafricana y Zimbabue.

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Ejecuciones en 20 países

En 2019, se contabilizaron al menos 657 ejecuciones en veinte países, o sea, una disminución del 5% respecto a 2018. Esta cifra, la menor en una década, no obstante, excluye a los miles de ejecuciones que según Amnistía probablemente tuvieron lugar en China, país donde estos datos están clasificados como secreto de Estado.

Por primera vez desde hace casi diez años, la región Asia-Pacífico ha registrado una disminución del número de países que practican ejecuciones (siete en 2019). La pena de muerte no se ha aplicado en Afganistán, Taiwán y Tailandia, y Malasia ha mantenido una moratoria oficial impuesta desde julio de 2018.

El número de ejecutados en la región (29) muestra una pequeña disminución, atribuible a una merma de penas capitales en Japón y Singapur. Al igual que en años anteriores, este balance regional no incluye a China, Corea del Norte y Vietnam.

En Oriente Medio y norte de África, en cambio, la cifra de ejecuciones aumentó en un 16% durante 2019, hasta 579, contrariando la tendencia a la baja constatada desde 2015. Este incremento es debido en gran medida al aumento considerable de ejecuciones en Irak (al menos 100) y Arabia Saudita (184).

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En África subsahariana, cuatro países practicaron 25 ejecuciones: Botsuana, Somalia, Sudán y Sudán del Sur.

Por undécimo año consecutivo, Estados Unidos ha sido el único país en el continente americano que ha ejecutado presos. Sin embargo, en 2019 las ejecuciones y sentencias de muerte disminuyeron de 25 a 22, y de 45 a 35 respecto a 2018. Más del 40% de las ejecuciones tuvieron lugar en el estado de Texas.

En Bielorrusia, único país de Asia central que aún aplica la pena capital, en 2019 hubo dos ejecuciones.

En tanto, durante el pasado año hubo al menos 2307 condenas a muerte en 56 países, contra 2531 en 54 en 2018. No obstante, AI no ha recibido cifras oficiales de Malasia, Nigeria y Sri Lanka, países que informaron oficialmente de un gran número de penas de muerte en años anteriores. (I)