“He logrado sacarlos del fuego donde se encontraban”. Así se refirió con dolor el indígena Josué González al rescate de dos de sus hijos pequeños --una de cinco y otro de siete-- de un lugar donde operaba una secta a la que se atribuyen los siete cadáveres encontrados en una fosa la víspera --presuntamente víctimas de un culto-- en una zona indígena remota de Panamá.