Coronado por una inmensa cruz de 150 metros visible a kilómetros a la redonda, el monumental mausoleo de Francisco Franco continúa generando controversia en España cuarenta años después de la muerte del dictador.
El Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial española, desestimó este martes un recurso presentado por los descendientes del dictador contra la decisión del gobierno socialdemócrata de retirar sus restos de este complejo.
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Inaugurado en 1959, el Valle de los Caídos está situado en una cadena montañosa a unos 50 kilómetros de Madrid.
El complejo está compuesto por una basílica de 262 metros de largo horadada en la roca y una abadía benedictina, coronado por la enorme cruz de 150 metros de altura y unas 200.000 toneladas de peso.
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Debajo de la basílica, cuyos muros están decorados con amenazantes estatuas de arcángeles y escenas inspiradas por el Apocalipsis bíblico, se hallan las tumbas siempre cubiertas de flores de Franco, muerto en 1975 tras 36 años de poder, y de José Antonio Primo de Rivera, fundador del partido de inspiración fascista de la Falange.
Franco, vencedor de la sangrienta guerra civil española (1936-1939) tras protagonizar un levantamiento militar contra la República, ordenó la construcción de este complejo en 1940 en la que participaron a la fuerza miles de prisioneros políticos.
Más adelante pretendió convertirlo en un lugar de "reconciliación" de todos los españoles e hizo trasladar allí los restos de más de 30.000 víctimas de la Guerra Civil, "caídos por Dios y por España".
Entre ellos había combatientes de su bando pero también republicanos trasladados desde fosas comunes sin el consentimiento de sus familiares.
En 2011, una comisión de expertos encargada por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero recomendó dar una "resignificación" al lugar incorporando una exposición permanente sobre su historia, la de las víctimas y la de los presos políticos que participaron en su construcción.
Pero a finales de ese año, los socialistas perdieron el poder y sus sucesores del Partido Popular (PP) optaron por ignorar este informe.
El PP, heredero de la antigua Alianza Popular, fundada por antiguos ministros del franquismo, considera que las políticas de memoria histórica impulsadas por los socialdemócratas solo contribuyen a abrir heridas del pasado.
De nuevo en el gobierno en 2018, con Pedro Sánchez a la cabeza, el PSOE hizo de la exhumación del dictador una prioridad y asegura, sin dar demasiados detalles, querer dotar de un nuevo significado al mausoleo para que deje de ser un lugar de apología del franquismo.
Flores y lamentos en la tumba de Franco
En la basílica donde está enterrado Franco, el aval del Tribunal Supremo a la exhumación del dictador llegó cuando los fieles salían de misa. "Espero que eso se arregle", confía el sacristán, ferozmente contrario al traslado del 'Caudillo'.
Una hora antes de conocer la decisión judicial, el sacristán Julio Iglesias aún deseaba en voz alta "que dejen a los muertos en paz".
"La basílica es una iglesia consagrada y no pueden entrar aquí como una cuadrilla de camellos rompiéndolo todo", dice este religioso, sacristán del templo desde 1981.
"Espero que eso se arregle", insistía, recordando que todavía hay tres recursos pendientes contra la medida del gobierno del partido socialdemócrata PSOE, entre ellos uno presentado por la comunidad benedictina que gestiona el recinto.
"Esta decisión es de (tener) poca vergüenza", se indigna un elector de derecha de 56 años, Mariano Zafra. "He venido expresamente a despedirme de Franco por si se lo llevan", reconoce.
En la Hospedería monástica de la Santa Cruz, situada en el complejo del Valle de los Caídos, Javier Gebrié y Aurea Buenosvinos, "conservadores" pero "no católicos", durmieron en una habitación con vistas a la enorme cruz.
Especialmente frecuentado los fines de semana, el hotel cuenta con 120 habitaciones monacales, donde una biblia espera al visitante.
En 2018, el Valle de los Caídos recibió 379.000 visitantes, un 33% más que el año anterior.
Informático de 48 años, Javier rechaza la exhumación de Franco, que considera una maniobra "electoralista" del PSOE.
A sus 86 años, Mercedes Abril detesta este complejo que contiene los restos de sus padres. Jefe de estación de un pueblo de Aragón y militante socialista, fue fusilado en 1936 y lanzado a una fosa común.
Hasta decenas de años después, Mercedes no descubrió que sus restos fueron trasladados hasta el mausoleo.
"Sacar a Franco del Valle de los Caídos es lógico: no le corresponde estar allí. Él murió tranquilamente en su cama, no murió durante la Guerra Civil, a pesar de ser un criminal de guerra", afirma por teléfono desde Valladolid.
"Pero a mí lo que me interesa es que se saque a mi padre del Valle de los Caídos. No es un lugar de reconciliación en absoluto", asevera. (I)