La idea de una tesis de grado como un extenso documento que solo sirve para graduarse y que quedará archivado no es lo que se persigue, desde el 2014, por lo menos oficialmente, cuando se empezó a hablar ya de Trabajo de titulación en el Reglamento de Régimen Académico de Educación Superior (RRA). Y ahora, en el RRA del 2019, se habla de Trabajo de integración curricular, cuya aprobación es requisito para la obtención del título de tercer nivel. La otra opción es un examen de tipo complexivo.

“La idea de la tesis en general, en este país, era la de un documento, con unas pretensiones y exigencias que en realidad me parece que a veces rebasaba las formalidades de un grado, talvez la tesis es algo que se exige a una maestría de investigación o a un doctorado”, dice Tina Zerega, vicerrectora académica de la Universidad Casa Grande (UCG).

Hay una enorme diferencia entre la tesis y los trabajos de titulación y ahora los trabajos de integración curriculares, indica Cecilia Loor, vicerrectora académica de la U. Católica Santiago de Guayaquil (UCSG). “En la tesis poníamos al estudiante en una situación a veces casi difícil de poder cumplir, no quiero decir con ello que no hay una investigación ahora, sino que era un esquema muy rígido y muchas veces no estaban listos para aquello”, añade.

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La vicerrectora de la UCSG considera que en ese sentido las universidades aportaron mucho para los cambios en el RRA “en la etapa de conclusión del proceso formativo de un universitario, porque el trabajo que debe entregar tiene que dar cuenta de lo que ha estudiado”.

El RRA también señala que cada Institución de Educación Superior diseñará la unidad de integración curricular.

Por ejemplo, los trabajos de integración curricular en la UCG tienen modalidades que son parte de su modelo pedagógico y son: Semilleros de investigación, que son trabajos de investigación; Proyectos de aplicación, trabajos prácticos relacionados a problemas sociales y vinculación; Modelos de negocios, en los que se plantean emprendimientos o prototipo de negocios; y la Sistematización de experiencias, sobre todo para ciertas experiencias sociales, académicas o educativas, que se lo usa más en posgrado, explica Zerega.

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Los trabajos, de cualquier modalidad, tienen tres componentes: un documento, una defensa oral que a veces tiene varias instancias; y la intervención (parte práctica).

“El documento tiene que dar cuenta de algo descriptivo, reflexivo en relación a la experiencia, no diría que es lo principal, salvo en los Semilleros de investigación donde los investigadores comunican las cosas a través de artículos académicos”, dice Zerega.

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Salvo los prototipos de negocios, todos los proyectos en la UCG , no quedan en el papel, van a la práctica, tienen cobertura, y a veces se convierten en campañas.

Para Zerega, es importante la realización de un trabajo de titulación porque evidencia que el estudiante tiene las competencias de un perfil de egreso en su profesión.

Zerega destaca que la Unidad de Titulación de la UCG maneja un proyecto de mucho acompañamiento, “pero si uno diseña una unidad de titulación que solo se sostiene en un documento yo diría que es más sencillo mandar a hacer un trabajo, que no es ético por supuesto”, a propósito de la oferta en el mercado de “elaboración de tesis”.

A partir de ese diseño propio de la Unidad de Titulación, en la UCSG, según indica Loor, el modelo de trabajo de titulación depende de la carrera, “por ejemplo en Medicina y Psicología se hacen sobre estudios de casos puntuales; en otras administrativas, tecnológicas o de educación, se hacen sobre aplicaciones, simulaciones....”.

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Añade que hay un acompañamiento completo, “64 horas son las que un tutor tiene la obligación de dedicarle a un trabajo de titulación”.

“Ya se desmitificó el concepto de tesis, ahora es un trabajo donde hay un campo de investigación con metodologías que se van aprendiendo a través de una serie de asignaturas que van llevando al estudiante hasta el final de su trabajo de titulación”, anota.

Explica que hay trabajos que tributan al área de vinculación y otros a investigación; los primeros generalmente se llevan a la práctica y los segundos son publicados en revistas internacionales especializadas.

Es importante un trabajo de titulación, dice Loor,. porque la universidad no solo forma, sino que debe garantizar la situación laboral del graduado.

Necesidades reales

En el caso de la Espol, tiene como modalidad de titulación de grado el proyecto integrador realizado en la Materia Integradora (MI) o Capstone Design Project, que se implementó en el 2015-2016.

Como resultado, los estudiantes finalizan sus mallas curriculares al cursar esta materia y emplean técnicas de resolución de problemas que les permite titularse de forma más eficiente, explica el vicerrector académico Paul Herrera.

El objetivo del proyecto de titulación es validar el perfil profesional de cada estudiante estableciendo como desafíos, los problemas o necesidades reales que tiene la industria o sectores sociales, precisa Herrera, por ello explica que “antes de iniciar cada término académico, los profesores de la carrera deben definir los problemas o necesidades a resolver por los estudiantes y que la dificultad de los problemas debe ser pertinente en función de las competencias que se esperan de un estudiante que se va a titular”.

Hay plazos para que los estudiantes reporten sus avances mediante el acompañamiento de sus tutores. Los proyectos son validados por los clientes, ya que el 100% de los trabajos de titulación son para fines prácticos, deben resolver una problemática o necesidad real de la sociedad, dice Herrera. “El 80% de los proyectos son realizados con la industria, Gobiernos Autónomos Descentralizados (GADs), Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), etc”, precisa.

Puntualiza que en esta modalidad de graduación ha mejorado la tasa de eficiencia de los estudiantes de un 7% (2013) a más del 55% (2019), logrando un salto cualitativo en el proceso de titulación. (I)