Esta conversación fue realizada por el periodista José Vacas Chiriboga el 5 de marzo de 1944 y publicada en Diario El Universo el día 9. Recoge la opinión del Dr. Velasco sobre la situación política del país y el porqué de su permanencia en Colombia.

En el momento de la entrevista, Ecuador se encontraba en un estado de polarización política extrema. El gobierno del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río era rechazado por la mayoría de la población, al considerar a su administración responsable del cercenamiento territorial durante la guerra contra el Perú en 1941 y el posterior Protocolo de Río de Janeiro. Arroyo gobernaba el país con mano dura, apoyado en las fuerzas policiales del llamado Cuerpo de Carabineros; además el Congreso de esa época le había otorgado poderes extraordinarios para poder gobernar. Con una fuerte oposición política encabezada por casi todos los partidos políticos que iban desde la derecha representada por el Partido Conservador hasta las fuerzas del centro y la Izquierda identificadas con la disidencia del Partido Liberal, liderada por Francisco Arízaga Luque y las fuerzas del Partido Comunista y Socialista.

Para subir los niveles de enfrentamiento se había realizado la convocatoria a elecciones en las cuales el liberalismo oficialista estaba barajando postular a Miguel Ángel y Humberto Albornoz, candidatura que recaería en el primero de los nombrados. Esta candidatura nacía con la sospecha de ser ya la ganadora en una cuestionadas elecciones donde se denunciaba un seguro fraude electoral; además las fuerzas de la oposición se estaban organizando en un frente único contra el gobierno Arroyista y esta organización era la Alianza Democrática Ecuatoriana (ADE) que apoyaba una candidatura presidencial de Velasco. En este contexto se da la entrevista exclusiva del Dr. Velasco Ibarra para El Universo.

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¿Sus impresiones al volver a tierra colombiana?

Magníficas, como siempre. Después de una ausencia de tres años y seis meses, vuelvo a Colombia y me siento como en mi propia casa, tengo la sensación de que fue ayer nomás que me alejé de esta tierra generosa.

Y se comprende que así sea, por la cercanía al Ecuador, por la gentileza y afecto de los colombianos, por todo el cúmulo de recuerdos y la abnegación al volver a recorrer los mismos caminos.

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¿Sin embargo de que es conocida ya su manera de pensar sobre la negativa del Gobierno ecuatoriano permitirle el ingreso, podría decir algo al respecto?

Quiero que usted se dé cuenta, mi querido amigo de la tremenda irresponsabilidad de que a un ecuatoriano se le niegue la entrada al país. Es que no se ha pensado lo que esto significa.

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Quiero que tome nota del bárbaro absurdo que es la comunicación que me dirigió el Consejo de Estado en la que se me reconoce como candidato a la presidencia de la República y sin embargo, se me niega el permiso para volver a ella. Yo no sé cómo el liberalismo oficialista del Ecuador que así atenta contra la libertad individual, que niega el ingreso de un ecuatoriano a su patria, puede tomar parte en el homenaje que se va a tributar a aquellos grandes liberales, a aquellos egregios defensores de las libertades de los ciudadanos, a esos prohombres de Colombia y de América, que fueron Benjamín Herrera, Uribe Uribe y Clava Herrera.

¿Si llega a ser elegido Presidente, esperará a que le sea concedida la visa respectiva o ingresará inmediatamente al país?

No quiero entrar por misericordia sino por derecho. Espero que el pueblo ecuatoriano rompa la barrera de la injusticia que es el crimen inaudito que me impide llegar al país. 

¿En que ciudad piensa radicarse para dirigir su campaña presidencial?

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Me quedaré en Pasto, aún cuando viajaré a Ipiales todas cuantas veces sea necesaria mi presencia allí.

¿Ha recibido alguna insinuación de las autoridades colombianas sobre sus próximas actividades?

Ninguna señor. Solo gentilezas. Solo brazos abiertos. Solo facilidades de toda clase. Y precisamente por eso que haya decidido quedarme en Pasto; por delicadeza. Para no comprometer demasiado con mis actividades en plena frontera. De ningún modo querría yo ser un huésped molestoso para las autoridades colombianas.

¿Cuál es su opinión sobre los dos candidatos liberales, señor Miguel Ángel y Doctor Humberto Albornoz?

No debo calificarlos pero si me toca subrayar esta inasistencia de ciertos círculos políticos por burlar la auténtica voluntad popular. Un candidato debe salir de la emoción popular, del anhelo popular. Solo así puede haber presidente en una República democrática.

No se trata de que un círculo político candidatice a un sabio, a un organizador, a un hombre de gran inteligencia. De lo que se trata, si no queremos ser farsantes del liberalismo, es de saber que ansía la mayoría de la opinión pública. De lo que se trata, si no queremos ser farsantes de la democracia, es de saber de qué manera se va a restaurar al civismo, la cohesión nacional en este momento internacional que va a ser fatal para los pueblos divididos.

¿Se dice que el Partido Conservador le ha retirado su apoyo oficial y que irá a las elecciones con el Doctor Humberto Albornoz?

Nunca he tenido apoyo oficial del conservatismo. Por lo menos yo no he sabido.

¿Siendo su candidatura apoyada por todos los partidos y por todos los sectores de la opinión, su gobierno será de concentración nacional?

Mi gobierno será de cooperación nacional. Considero imposible poder hacer gobierno con un grupo de la opinión nacional.

En mi concepto, el problema económico ecuatoriano debe ser estudiado por una comisión de ciudadanos patriotas, comisión de pocos individuos para evitar las discusiones eternas y la cual tenga representación de las regiones industriales y agrícolas típicas de la República; y la cooperación de algún financista docto para combinar lo financiero y lo económico. De esto debe salir un plan corto, preciso, sin ilusiones, que se debe hacerlo cumplir rigurosamente una vez aprobado por el Congreso en la parte que requiere su aprobación.

¿Cuál cree que es la necesidad más apremiante del país?

Primero restaurar la moralidad en todos los órdenes. Después restaurar las instituciones republicanas y vigorizar económica y militarmente a la República como lo han hecho Perú, Bolivia, Colombia, etc. Y salvar al individuo ecuatoriano sobre todo al rural de la miseria económica y moral.

¿Cree usted en la solidaridad continental de nuestros días y futuro?

La solidaridad continental hispanoamericana debe ser fomentada al máximo principiando por establecer el mercado económico hispanoamericano, si no queremos que la raza hispanoamericana, magnifica creación de la historia, fracase en su misión. Y la solidaridad panamericana debe ser fomentada y estimulada si no queremos que uno de esos imperialismos europeos o asiáticos que hacen brotes más frecuentes y perniciosos que lo que vulgarmente se cree nos reduzcan en un momento de descuido a la condición de siervos, obligados a creer y practicar aquello que repugna a nuestra alma y a nuestras tradiciones. (I)