Dos muertos por disparos se han registrado en un mes en el interior de cárceles de máxima seguridad, en una de ellas incluso están recluidos políticos como Jorge Glas Espinel y Carlos Pareja Yannuzzelli.

El último caso ocurrió el martes en la cárcel de Latacunga, donde murió con varios impactos de bala en la cabeza Francisco Coello, un expolicía de 36 años que estaba en el pabellón de mediana seguridad por tráfico de sustancias.

El crimen, que produjo un posterior tiroteo y quema de colchones, ocurrió frente a guías penitenciarios y otros reos cuando la víctima retornaba del dispensario médico y cruzaba la puerta para ingresar a su pabellón.

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Así lo indicó a la Policía Luis C., el encargado de esa sección del recinto penitenciario. Él contó a las autoridades que solicitó apoyo tras los disparos.

Agregó que él abrió la puerta para que el expolicía entrara, y sostuvo que al salir al patio observó a Wilmer O., un colombiano de 28 años que cumple condena por asesinato, con un arma de fuego amenazando a las personas que se querían acercar a él.

Personal de la Unidad de Inteligencia Penitenciaria neutralizó y le quitó el arma al sospechoso.

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Al revisar las cámaras de seguridad del interior del CRS, se pueden observar imágenes de la agresión que fueron recopiladas por personal de Criminalística, al igual que el arma homicida. Se trata de una pistola marca Smith & Wesson calibre 9 milímetros.

El cadáver  fue trasladado a la morgue del Cementerio General Latacunga. Las autoridades manejan la investigación como una posible venganza.

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Lo incomprensible para autoridades y familiares de los reos es cómo ingresó el arma, a pesar de los rigurosos filtros que hay en los centros.

Un crimen similar ocurrió el 11 de enero en el Centro de Privación de Libertad Zonal 8, situado en Guayaquil, en el km 16 de la vía a Daule.

Ahí, Tonny Valencia, de 29 años, recibió cuatro tiros en la cabeza. El preso que habitaba junto a su celda, identificado como Jean Carlos R. R., alias Yango, le habría quitado la vida, según las autoridades.

El sospechoso había llegado a Guayaquil dos meses antes del crimen proveniente de la cárcel de Turi, en Cuenca. Ahí había asesinado a otro reo con un arma blanca.

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Mientras tanto, este miércoles en la cárcel de Ibarra se dio un intento de fuga. 

Funcionario saliente cita supuesta complicidad

Ricardo Camacho, quien hasta el miércoles fue el subsecretario de Rehabilitación, habló a EL UNIVERSO de la posible complicidad de funcionarios, guías penitenciarios y hasta policías en el ingreso de armas en las cárceles del país.

Según él, es muy difícil entrar un arma de fuego si no existe alguien dentro que lo permita. A pesar de que quienes laboran en los centros son revisados.

A él le pidieron la renuncia el miércoles luego de haber dado declaraciones en algunos medios televisivos.

Camacho mencionó que los tres filtros para el ingreso a las cárceles están a cargo de miembros de la Policía.

“Más de 2.000 policías nos apoyan, nosotros tenemos unos 2.300 guías penitenciarios, lo cual es sumamente escaso. Las normas de seguridad piden que debe haber un guía por cada 10 privados de la libertad, pero para eso deberíamos tener 8.000 guías y nunca pasará”, dijo Camacho.

Él cree que en el caso de Latacunga debe investigarse cómo ingresó el arma de fuego porque, indicó, no es la primera vez que ocurre.

El exfuncionario indicó que en los próximos días se haría pública una denuncia por la que le pidieron la renuncia.

Dijo que “van a darse cuenta de cómo ingresan equipos, instrumentos, a la principal cárcel de máxima seguridad (Centro Regional de Privación de Libertad de la Zona 8, ubicada en Guayaquil) por la puerta grande”.

Reo extranjero

Un colombiano de 30 años, que cumple una condena por homicidio, intentó fugarse el miércoles de la cárcel de Ibarra, provincia de Imbabura. La Policía recibió la alerta y acordonó el área. Una vendedora que observó la recaptura del interno explicó que el hombre intentó escapar por la escuela aledaña al centro penitenciario. Lo atraparon en el techo del establecimiento. (I)