Los países que integran el G20 intentaban el sábado hasta último momento llegar a un consenso sobre el comercio internacional y la sustentabilidad climática para alcanzar un acuerdo para un documento final.

Los diplomáticos negociaban una declaración conjunta con dudas sobre el lenguaje a utilizar para referirse al Acuerdo Climático de París y a la Organización Mundial de Comercio (OMC). El presidente estadounidense Donald Trump retiró a su país del acuerdo de París y mantiene una posición proteccionista en el ámbito comercial.

Diplomáticos europeos dijeron que las conversaciones, que se extendieron durante toda la noche, han resultado en un posible "avance" sobre el comercio mundial.

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Los 20 países apoyan el sistema de comercio internacional pero reconocen que el sistema actual no funciona y que es necesaria una reforma de la OMC, dijo un funcionario europeo que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir en público el contenido de la reunión a puertas cerradas.

Sobre la sustentabilidad climática, las delegaciones europeas intentaban crear un frente común y presentarían su propia declaración por separado. Un funcionario de la Unión Europea dijo que el texto podría redactarse de forma que deje a Washington a un lado.

La declaración incluiría un informe reciente de la ONU que advirtió que el daño causado por el calentamiento global será mucho peor de lo que se temía y expresa su apoyo a una próxima reunión sobre el tema que se realizará en Polonia, cuyo objetivo será precisar cómo los países cumplirán las promesas hechas en el acuerdo de París.

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El ministro de Producción y Trabajo argentino Dante Sica dijo a periodistas que “somos bastante optimistas de que lograremos un documento de consenso. Se está trabajando ahora para lograr consenso sobre cambio climático y multilateralismo. En estos temas hay más diversidad de opiniones”.

Las divisiones entre los países que conforman el G20 quedaron en evidencia cuando el presidente anfitrión, el argentino Mauricio Macri, inauguró la cumbre el viernes con un llamado a la cooperación internacional.

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Otro de los puntos de discordia es el apoyo financiero para los países que reciben flujos masivos de migrantes. Estados Unidos también bloqueaba cualquier mención a la migración en el documento, según fuentes que hablaron bajo condición de anonimato.

Mientras tanto la agenda sigue en buena parte dominada por la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China, la polémica que rodea al príncipe heredero de Arabia Saudita Mohammed bin Salman por el asesinato de un periodista del Washington Post y la creciente tensión entre Rusia y Ucrania.

La de Trump y el mandatario chino Xi Jinping será la reunión bilateral sobre la que estarán posadas todas las miradas tras la mutua imposición de millonarios aranceles a las importaciones que han comenzado a afectar a la economía mundial.

“La guerra comercial entre Estados Unidos y China no favorece al comercio internacional. En materia de reglas de juego, una pelea entre dos grandes jugadores no beneficia. Que (en la reunión de los dos presidentes) puedan empezar a ponerse de acuerdo sería una buena señal que reduciría los impactos sobre el comercio internacional”, dijo Sica.

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En tanto, dos de los hombres más criticados por Occidente -el heredero saudí y el presidente de Rusia, Vladimir Putin- parecieron buscar refugio mutuo con un firme apretón de manos mientras los demás líderes se sentaban a la enorme mesa para iniciar las conversaciones el viernes.

Angela Merkel expresó su preocupación por el aumento de las tensiones en el estrecho de Kerch en Crimea durante una reunión con Putin, dijo el portavoz de la canciller alemana.

Merkel se reunió con Putin el sábado temprano al margen de la cumbre del G20. El portavoz Steffen Seibert dijo que sus conversaciones se centraron en Siria y las tensiones actuales entre Rusia y Ucrania.

El fin de semana pasado Rusia incautó tres embarcaciones ucranianas con sus tripulaciones en un incidente que intensificó aún más la tensión que comenzó en 2014 cuando Rusia se anexó la península de Crimea y apoyó a los rebeldes separatistas en el este de Ucrania. Alemania y Francia han buscado mediar entre Rusia y Ucrania.

Seibert dijo que Merkel y Putin acordaron que los cuatro países deberían mantener más conversaciones a "nivel de asesores".

El fuerte operativo de seguridad desplegado por el gobierno argentino pareció demostrar su eficacia el viernes cuando una manifestación de unos pocos miles de personas por el centro de Buenos Aires trascurrió sin incidentes.

"Tuvimos una manifestación en la que fue muy importante el respeto mutuo al consenso que se acordó entre los organizadores y el Ministerio de Seguridad, que consistía en un marcha no violenta”, dijo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

"Argentina pudo demostrar la convivencia pacífica", agregó.

Las manifestaciones contra la cumbre preocupaban al gobierno luego de que dos semanas atrás la vivienda de un juez y un turístico cementerio fueron objetivo de supuestos anarquistas que intentaron atacarlos con explosivos caseros y que finalmente resultaron detenidos.

Unos 22.000 efectivos de distintas fuerzas de seguridad vigilan la zona donde se desarrolla la reunión de los líderes del G20. A los agentes argentinos se sumaron cientos de integrantes de las custodias particulares de cada mandatario.

El gobierno argentino se aprovisionó de vehículos blindados, motocicletas de alta cilindrada y escáneres antiexplosivos. También se instalaron dispositivos para monitorear actividades radiológicas y nucleares y detectar explosivos. (I)