Un adolescente indonesio que naufragó y quedó a la deriva durante 49 días en el mar, luego de que la embarcación pesquera en la que trabajaba se soltara de su puerto, dijo que se quedó sin alimentos en la primera semana y que sobrevivió pescando peces y a veces tomando agua de mar que recogió mojando su ropa.

Aldi Novel Adilang dijo el lunes a The Associated Press que él prendió una lámpara cada vez que veía otra embarcación y que no recordaba cuantas pasaron "sin darse cuenta de lo que me pasaba".

El consulado indonesio en Osaka, Japón, dijo que el muchacho de 18 años fue rescatado finalmente por un barco de bandera panameña en el mar de la costa de Guam el 31 de agosto, a unos 1.920 kilómetros (1.200 millas) de su ubicación original, y que regresó a Indonesia a principios de mes.

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Dijo que desde los 16 años de edad ha tenido uno de los trabajos más solitarios del mundo: alumbrador en un “rompong”, una pequeña embarcación de madera que tiene una casita con techo de dos aguas en el centro. Por las noches, el alumbrador prende la luz en la casita para atraer a los peces.

El “rompong” estaba atado a unos 125 kilómetros (78 millas) de la costa del norte de Sulawesi. La costa no es visible desde las embarcaciones pesqueras y todos esos botes están a kilómetros (millas) de distancia, dijo la madre de Adilang, Net Kahiking. Las embarcaciones están sujetadas con sogas y el superviviente dijo que la soga se rompió debido a la fricción.

Los alimentos, el combustible para el generador y otros suministros son entregados más o menos una vez a la semana.

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Los alumbradores, que ganan 130 dólares al mes, se comunican con otras embarcaciones pesqueras vía radio portátil.

"Estuve en la embarcación durante un mes y 18 días. Se me acabó la comida en una semana", dijo Adilang. Cuando no llovía durante días, "tenía que mojar mi ropa en el mar, luego la exprimía y bebía el agua".

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El padre del joven, Alfian Adilang, dijo que la familia está muy contenta de que él haya regresado y furiosa con su empleador. Dijeron que fue la tercera vez que la embarcación del adolescente naufraga. Las otras dos veces el dueño lo rescató con otra embarcación, dijo el muchacho. (I)