La presencia de los vendedores de globos inflados suele otorgar un tono romántico y festivo al paisaje urbano de las ciudades del mundo, pues los juguetes de diversas formas y colores que ofrecen al transeúnte atraen la mirada de los adultos y mucho más de los niños que se deleitan al sentirse sus dueños.

En Guayaquil la venta de los globos inflados se remonta años atrás y en los días de fiestas cívicas y en sitios de asistencia masiva como parques, calles céntricas, ferias, circos, etcétera, la presencia del globero es inconfundible con su atractiva carga en un canasto grande o sujeta con sus manos.

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Aunque el producto mejoró y se tornó variado y llamativo, quienes se dedicaron a la venta ambulante de globos inflados mermaron bastante. Hoy son pocas las personas que se dedican a este simpático oficio.

Los fines de semana y en los festejos julianos y octubrinos todavía se observan globeros en los parques Centenario, Seminario (Bolívar o de las Iguanas), Forestal, España, malecones Simón Bolívar y del Salado, etcétera, despertando el gozo de los pequeños de la familia cuando su padre les obsequia un globo. (I)

He aquí a la ciudad ardiente,/ la ciudad elástica y alegre,/ la ciudad exótica del trópico./ Guayaquil es una ciudad/ abierta al sol y a los vientos.Enrique Gil Gilbert (guayaquileño)