La suplantación de identidad se dio a inicios del actual siglo, tiempo en el que hubo una ola migratoria desde Ecuador hacia Europa. Una mujer sacó el 30 de abril de 2001 un pasaporte presentando una denuncia de la pérdida del documento más una cédula con los mismos datos y número de Silvia C. “Solo cambiaba la foto y la huella dactilar”, asegura la afectada, a quien le tomó tres meses de idas y venidas entre la Fiscalía y las oficinas de la Cancillería en Guayaquil solucionar este caso.