“Te entiendo”, “lo siento”, “los quiero”, “tienen razón”, “los extraño”. Son palabras que fácilmente salen de la boca de Juan Javier Ortega Reyes y demuestran la sensibilidad con la que vive el comunicador, el amigo, el hijo, el hermano, que en diciembre pasado cumplió trece años de haber vuelto de Playa de Gandía, España, a Ecuador.

Quién se hubiera imaginado que ese asustadizo Juan Javier de 4 años, que aparece en una foto en blanco y negro vistiendo pantaloneta, se transformaría en un inquieto periodista, piensa en voz alta Galo Ortega, su padre.

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Galo vive orgulloso de sus tres hijos, pero reconoce que ese orgullo es especial con Javier, porque es el periodista de la familia y porque es el único que heredó su “ojo fotográfico” para buscar lo que otros no ven en las cosas. Él fue fotógrafo antes de salir del país por la crisis económica de 1998.

El padre recuerda que una de las lecciones de decisión de su hijo la escuchó cuando tenía solo 18 años. Le dijo que se volvía a Ecuador.

Del paso de niño a adolescente en España, a Javier le quedó el amor por el Fútbol Club Barcelona, la admiración por el astro argentino Lionel Messi, una forma europea de vestir con chaquetas y abrigos y el gusto por el hip-hop.

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Violadores del Verso es uno de sus grupos preferidos en ese género, recuerda Amanda Granda, la amiga de universidad del Pistachito. La canción de ellos, Vivir para contarlo, se volvió el sello profesional de Javier: “Lo admirable no está en lo que vivo, está en lo que cuento. Aprendí que aquí y ahora es el momento... Vivir para contarlo es la ley, te lo recuerdo”.

Con “la Amandula”, como le dice a Amanda “el Javy”, entraron en 2010 como pasante “al periodismo de las grandes ligas”. Él pasó las pruebas en un día y se quedó en el diario Últimas Noticias; ella, de la misma forma, pasó a El Comercio.

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Amanda no olvida ese baño que se dio Javier en plena noche del sur de Quito cuando con un gol suyo el equipo de Últimas Noticias ganó el campeonato. Neicer, como le dicen sus amigos de barrio –por su parada futbolística y velocidad al correr parecida al exfutbolista Neicer Reascos– es un delantero que no le gusta perder.

Desde que pasó de Últimas Noticias a la sección Judicial de El Comercio, las jornadas de trabajo de Javier son más largas.

El haberse metido de cabeza en juicios de días enteros, las investigaciones de casos como Petroecuador u Odebrecht, las coberturas de temas como el terremoto del 2016 y la seguridad de frontera le han valido al comunicador de 31 años para ser uno de los más reconocidos reporteros de esa sección.

Pero aunque salga muy tarde del trabajo, a Javier no le falta una sonrisa, ni tiempo para encontrarse con sus amigos del alma, para jugar, para pasear a su perra Panchita o para disfrutar de un paseo conduciendo su querido Rayo de Plata, un auto modelo Spark 2008. (I)

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