La artesanía ecuatoriana, con sus coloridos diseños y creativas formas, refleja la belleza natural de paisajes, personas, animales, incluso creencias y mitos, plasmados con gran habilidad por artesanos como María Chiriapa, con 65 años, y de origen shuar.

Ella atiende el centro cultural shuar Awainkir Akinma, Renacer, ubicado junto al malecón de Orellana, en una choza de pambil, caña guadúa, hojas de palma y chonta con cortezas de árboles. Así lo reseña la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas (AME).

Al ingresar se pueden apreciar las joyas naturales elaboradas por María Chiriapa, hechas a base de semillas y granos sacadas de las entrañas de la selva, según la mujer, a la cual le toma entre tres y cuatro horas, o a veces todo el día, convertir los mullos, bombolinas, pepas de árboles, en hermosos y coloridos aretes, pulseras y collares.

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En el centro shuar Awainkir Akinma Renacer, las artesanías cuestan entre $ 1 y $ 30. Los turistas pueden apreciar adornos, trajes típicos, figuras de flora y fauna, aves, peces, flores, collares, aretes, manillas, carteras, hamacas, sigras, pulseras, coronas, bolsos, lanzas, flechas, cinturones, etcétera.

“Acostumbro a llevarme un recuerdo de cada ciudad o sitio que visito en mi recorrido por el Ecuador”, dice Carlos Chávez luego de comprar en $ 15 un juego de aretes y collar, para su esposa, Carmen Soriano.

María Chiriapa comenta que espera de las autoridades una mejor promoción de la ciudad de Francisco de Orellana porque, según ella, desde la salida de las compañías petroleras, el flujo de turistas ha decaído y la economía de los artesanos se ha visto afectada por la escasa presencia de visitantes. (I)