“Cuyes gorjeando”, “Cuyes de mala yerba”, “Catzos panzaleos”, “Así es la Tungurahua”, “El alma del cuy en nuestra memoria totémica”, son entre otros los temas del texto Guambra espantado, poesía e interculturalidad, que publicó Pedro Reino, historiador y cronista vitalicio de Ambato.

“En esta obra lo que trato es de orientar a los lectores sobre las condiciones que se van perdiendo últimamente en cuanto al rastreo de muchas cuestiones hasta totémicas, diría yo, de los mitos en la parte rural, por ejemplo, de las creencias sobre el cuy”, añadió.

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Agregó que el tótem tiene que ver con el espíritu ancestral y este a su vez está relacionado a cómo uno hace una secuencia de prácticas para rememorar el espíritu protector primitivo, como por qué, por ejemplo, el cuy es parte de nuestro tótem, porque está representando básicamente la fertilidad y también la sabiduría de la medicina milenaria.

Medicina ancestral

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Reino aseveró que tiene relación con la medicina ancestral porque con los cuyes se practican una serie de rituales con las limpias, que es un diagnóstico de una especie de observación interna a través de las glándulas de las vísceras del cuy en donde se encuentra una radiografía para un prediagnóstico de una enfermedad.

Manifestó que incluso últimamente hay europeos que han venido de universidades a hacer estudios para ver qué hay de cierto, cuáles son las mutaciones que ocurre en la sangre del cuy luego de una limpia.

Señaló que en las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, a diferencia de la sociedad urbana que come pavo, los pueblos andinos continúan consumiendo el cuy porque entienden que se ingiere la fertilidad y la proyección de la vida porque es uno de los animales que se reproduce con mucha facilidad.

También la obra narra la ingesta de catzos en la cultura panzalea, escarabajos que eran comestibles cuando se los comía en las primeras o esporádicas lluvias de noviembre; además de la limpia con yerbas naturales, que junto al cuy han servido para curar el espanto. (I)