Además de los golpes físicos  y la forma en que fue agredida, el sentimiento de indefensión frente a lo sucedido es parte de la denuncia que la turista argentina Andrea Carenzo realiza luego de lo ocurrido en Vilcabamba los primeros días de diciembre.

La mujer, quien fue agredida el pasado 7 de diciembre cuando subió al cerro Mandango en la turística población, señaló que si bien el Ministerio de Turismo le prestó ayuda, la funcionaria que se contactó con ella -y cuyo nombre aún es reservado- le dijo que "estaban muy preocupados por lo que me había pasado, que estaban al tanto de la situación, que querían tratarlo con delicadeza para evitar llegar a los medios porque era un tema muy delicado y que no querían la mala publicidad", afirma Carenzo.

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Carenzo relató que es fotógrafa y que el día de la agresión le robaron su cámara profesional. Señaló que al contar sobre la pérdida de la cámara, la funcionaria del Ministerio de Turismo le respondió que su estatus migratorio no correspondía a turista ya que portaba una herramienta de trabajo.

"Cuando le dije que era fotógrafa, ella me dijo que había perdido mi calidad de turista dentro del país, porque me habían robado mi herramienta de trabajo. Trato de no atacar a la gente pero en ese momento le dije, no te equivoques, yo soy turista en Ecuador y saco fotos porque soy fotógrafa, no estoy vendiendo esas fotos en el Ecuador", indicó.

La turista dijo que no fue bien informada a la hora de iniciar su travesía en el cerro ya que nadie le advirtió de la delincuencia y otros casos similares. "Si me decían tenga cuidado, yo no subía sola", agregó en una entrevista con la cadena Ecotel.

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Carenzo relató que presentó la denuncia en la Fiscalía provincial de Loja donde entregó los datos que tenía del supuesto agresor (cuenta en Facebook, fotos, nombres).

"Para el martes 12 habíamos averiguado hasta su domicilio. Me llamaron a declarar, voy a declarar, y el miércoles 13 el juez ordenó allanamiento y arresto para este sospechoso". Agregó que decidió contar su historia en su cuenta de Facebook luego de que el agente fiscal asignado no respondiera sus mensajes.

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Señaló que tuvo paciencia como le sugirió el consulado argentino en Ecuador, pero que se cansó. "Le escribimos (al agente fiscal) el 14, el 15, el 18, nada. Tuve paciencia como me indicó mi consulado, pero me cansé de tener paciencia porque sentí que el tiempo se escapaba”.

Añadió que gracias a que un abogado ecuatoriano, quien decidió ayudarla de forma gratuita, ya ha tenido comunicación con el fiscal, y que seguirá de cerca su caso para que la justicia cumpla con su trabajo; además, que espera que su historia ayude a que se tomen medidas en contra de la delincuencia en lugares turísticos. (I)