Cada 21 de diciembre, los pueblos indígenas celebran el nacimiento del sol como el inicio de un nuevo ciclo. Con ritos semejantes en otras tradiciones religiosas del mundo, se destaca como un hecho importante, celebrándose con algarabía, acompañado de bailes, música, comida, poniendo de manifiesto un universo de constelaciones materiales y simbólicas.