En el portal de una vivienda en la calle Pedro Pablo Gómez entre la 17 y la 18, Blanca García y María Bohórquez, sentadas refrescan su memoria que lleva más de cincuenta años en la zona. Llegaron con sus familias a este sector, lleno de riachuelos, conectado por puente de madera, y que se fue asentando con casa de caña sobre lo rellenado con cascajo y residuos.

“Se fueron asentando las familias, iban primero todo de caña y ya luego de muchos años se iban haciendo de cemento, ahora el barrio ha avanzado bastante con todos los arreglos que se le ha hecho”, cuenta Blanca, una mujer de 72 años.

Y es que adentrarse desde el sector Bellavista por el puente de la calle 17, hoy, se palpa el cambio de casas de caña a cemento o mixtas. Muchas se han hecho comerciales en esa zona de Guayaquil, que este año cumple 197 años de independencia.

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Estas reciben intenso movimiento de buseros, taxistas y transeúntes que a diario deambulan de norte a sur por la vía. La llamada Milagro, según una placa de regeneración urbana instalada en el sector en el año 2006, es una de esas avenidas con trajín del suburbio de Guayaquil que se conocen más por una numeración. Así como Assad Bucaram, llamada la 29 y Salinas, a la 18.

Uno de los puntos más intensos de la calle 17, es en su intersección con la calle Portete. Allí, las líneas de buses dejan a los moradores y visitantes al sector que llegan a visitar las farmacias, supermercados, tienda de abastos, centros de belleza, electrodomésticos, comida rápida y bocados y más locales.

“Se hace más fácil nombrarla así uno se acostumbra”, según el vecino Roque Maldonado.

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En los últimos siete años, según vecinos, han proliferado las llanteras y locales de comida convirtiendo las antiguas de construcción mixta en comercio puro, como en intersecciones en las calles Cuenca, Capitán Nájera y Huancavilca.

Julio Aguilar, dueño del Cangrejal de Wuacho, abierto hace 40 años, en la 17 y Gómez Rendón, tiene clientes que llegan a la calle Salinas (18), reconocida por la diversión adulta.

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Los comerciantes resaltan a la 17 como un lugar de alta proyección por el alto flujo de buses y autos que deambulan de norte a sur y viceversa. “Voy a la 17”, dice la mayoría al llegar al barrio que en sus vías internas mantiene a las familias reunidas en los portales o dándose un refrescante baño en la piscina o un encuentro de índor.

Aunque varios vecinos, como Hugo Torres, de una zapatería creada en 1985, dicen andar con cuidado por el arranche de celulares, aseguran, que la policía ha aumentado sus rondas.

Él como varios vecinos recuerdan sitios icónicos como el Banco de la Previsora y el Continental e incluso bares que ahora se reemplazan por cajeros, restaurantes y más. Hace más de una década, el puente de la 17 y obras han convertido esta vía en una arteria que conecta el norte al sur. (I)

Historia

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Tradición. Susana Navarro, miembro del Club de Historia del Archivo Histórico del Guayas, cita que como el caso de las calles como Chanduy que se cambió a García Avilés y la Milagro (la 17) sigue catalogada así por tradición de antaño arraigada desde mediados del siglo XX.