La caminata por las cuevas a 50 metros de profundidad continúa hasta llegar al bosque, un sitio hermoso y místico, donde se aprecia la creación mágica y divina de la naturaleza.

Se trata de un bosque de estalactitas y estalagmitas de color hueso, que se forman debido a la filtración del agua rica en minerales.

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Las primeras crecen desde el techo de la cueva hacia abajo y las otras desde el piso hacia arriba. En ocasiones llegan a toparse entre sí, formando una columna.

La mayoría miden alrededor de 20 centímetros, aunque algunas alcanzan los 2 metros, esto es asombroso, tomando en cuenta que crecen un promedio de 2,5 milímetros cada cien años. (I)