En 9 de Octubre y Boyacá, centro de Guayaquil, pasó sus primeros años controlando el paso vehicular como vigilante pedestre de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Tenía 21 años y recién se había graduada de la escuela de formación. Usaba su uniforme impecable y tacos las ocho horas en esa intersección.