Si de tener contacto con la naturaleza se trata a Roberto Lecaro Pazmiño, cardiólogo clínico con 30 años de trayectoria, le gusta caminar por el parque lineal de la Kennedy Norte, a orillas del estero Salado y cobijado por frondosos mangles y otras especies de árboles.

El promotor de la caminata por el corazón y la vida, que se realizó por una década en la av. José Santiago Castillo, en la Kennedy, sostiene que la urbe porteña es afortunada al tener el río Guayas y el estero.

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“Tenemos río, agua dulce. Tenemos un brazo de mar para oxigenarnos sea en el malecón o en los parques que hay en torno al Salado, qué más podemos pedir”, expresa el galeno que apuntó con la caminata anual a promover el ejercicio y el cuidado en la alimentación de los guayaquileños.

Él recuerda que ese evento que se desarrolló entre el 2000 y el 2010 concentraba a aproximadamente 10 mil personas por año. Dice que su iniciativa inspiró otras campañas vigentes hasta la actualidad.

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“Por cuestiones de trabajo ya no pude seguir impulsando la caminata nuestra, pero me alegra ver que ahora se promociona mucho el ejercicio físico”, expresa el médico.

Lecaro comenta que otro de sus sitios preferidos es el Malecón Simón Bolívar, que en este mes de festejos por los 482 años de proceso fundacional de la Perla del Pacífico es escenario de varias actividades.

Allí, cuenta, suele acudir con su esposa, Narcisa Zambrano, para ver el desfile náutico en el río Guayas.

Ese es uno de los eventos julianos que más le atraen en esta época, al igual que las retretas en el parque Seminario, uno de los más tradicionales del Puerto Principal, donde hay iguanas, peces y tortugas.

“Es tener a la mano un poquito de la fauna en pleno centro de la ciudad, donde el trajín es intenso”, refiere.

Menciona que como buen guayaquileño que es, el tema Guayaquileño, madera de guerrero es su favorito, ya que, según él, la franqueza y la valentía descritos en la letra de esta pieza musical son las características de quienes nacen y habitan en esta urbe.

Él agrega la honestidad, la pujanza y la solidaridad.

Graduado de bachiller en el emblemático colegio Vicente Rocafuerte, Lecaro define al guayaquileño como un ‘libertador’, rebelde a la opresión.

Y eso se ha expresado desde siempre, opina al recordar las protestas que hacían los colegiales de su época ante decisiones del poder que afectaban los derechos de la gente.

El cardiólogo señala que también disfruta en familia de los paseos en el buque Morgan y de recorrer en bicicleta desde el sur de la ciudad hasta la isla Santay.

Refiere que aunque no dispone de mucho tiempo por sus obligaciones en la clínica Kennedy, siempre busca un espacio para compartir con los suyos, especialmente con sus cuatro nietos de 7, 5 y 4 años.

Del Guayaquil de antaño, él añora las presentaciones musicales que ofrecían en el parque de Urdesa grupos locales como Boddega, del conocido artista Gustavo Pacheco.

También recuerda con cariño las verbenas julianas que se organizaban en la Casa de la Cultura, eventos a los que iba siempre, pues le quedaban cerca de su casa en el centro, en Vélez y Antepara.

Allí su niñez transcurrió entre juegos de índor y de canicas en la calle. (I)

Nacer en Guayaquil, además de tener una historia de libertad, una historia de honor a través de los tiempos, el guayaquileño es una persona trabajadora, que innova, que crea, y por sobre todo el guayaquileño es una persona solidaria.Roberto Lecaro Pazmiño, cardiólogo clínico