A 10 millas de la costa de Manta navegaba la corbeta misilera Las Ríos, con llovizna y al vaivén de las olas. Los vigías en los extremos y desde el interior de la embarcación, a través de un moderno radar, inspeccionaban lo que sucedía en altamar. Era el lunes 30 de enero, a las 11:00, cuando las tareas de control se interrumpieron.