La avenida José Joaquín de Olmedo es una de las más transitadas del centro de la ciudad. Evoca la esencia de Guayaquil: el comercio. Y esto porque se encuentra enclavada en una de las zonas más activas comercialmente hablando de la Perla del Pacífico.

Miles de personas, cientos de vehículos, así como buses del sistema masivo Metrovía se toman esta avenida que homenajea al líder de la Independencia de Guayaquil.

Pero lo que muchos ignoran es que esta vía relativamente corta tal vez pudo no existir, pues en su pasado, cuando los primeros habitantes poblaron la ciudad, no era otra cosa que un cuerpo de agua, el denominado estero Saraguro.

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Esta vía empezó a consolidarse a fines del siglo XIX. La vía abarca unas cinco cuadras, pero su proyección original no era tan limitada, pues el objetivo era que esta llegara hasta la Plaza del Centenario, sin embargo, debido a falta de recursos económicos, el proyecto no se completó.

Para el 2 de febrero de 1874 la avenida llevó el nombre de calle Olmedo, pero en 1898 se la denominó Francisco de P. Icaza. Luego, por resolución del 17 de diciembre de ese mismo año tomó la denominación oficial de avenida Olmedo, que se encuentra entre el Malecón Simón Bolívar y la calle García Avilés.

El nombre fue ratificado el 3 de octubre de 1996.

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El tiempo se encargó de darle importancia comercial a esta avenida. Hoy está marcada por la Bahía, el más grande centro comercial popular de la ciudad, además de otros locales comerciales, restaurantes, parques, parquaderos, centros educativos como el Instituto Coello, la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), o el emblemático edificio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) con su singular mural del artista guayaquileño Jorge Swett.

También en los últimos años resalta una gran estación de la Metrovía, que en horas pico luce atestada por cientos de usuarios que luchan por un lugar en los buses articulados que se dirigen al sur y norte de la ciudad.

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Pero no solo el punto comercial resalta en esta avenida. En su inicio, dentro de los predios del Malecón, se encuentra la estatua de Olmedo, que reposa en una especie de estrella, resguardada con cañones y que en un futuro tendrá una llama eterna en recuerdo a la gesta de 1820.

En esta avenida también remata el edificio del Club de la Unión, una de las instituciones más antiguas de la ciudad fundada en 1869.

Además, cerca de esta vía se encuentran patrimonios de la ciudad, como el denominado Palacio de Cristal, diseñado por Francisco Manrique Pacanis y Carlos Van Ischot, que fue construido como mercado de abastos en 1907 y reinaugurado en 2002 como centro cultural.

Así también se encuentra la Casona Universitaria, inaugurada en 1898, destruida por un incendio en 1902 y reconstruida en 1905 con diseños del arquitecto Rocco Queirolo.

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Pero pese a que esta histórica avenida reboza de energía durante el día, en la noche su actividad baja hasta el punto de tornarse en extremo silenciosa. En ese punto es que se nota que la calle vive por y para el comercio. (I)