Agradecida con su público, con varias autoridades y, sobre todo, con Dios, por mantenerla con vida, es el sentimiento que repite con sus palabras Irma Alexandra Rosa Laura del Carmen Aráuz Merizalde, conocida como la Dama del Pasillo, que suma ya más de 50 años de trayectoria.

En cientos de escenarios nacionales e internacionales, su melodiosa voz hasta hoy se replica, como la semana pasada en la Feria de Guayaquil y en la sesión solemne que hizo el Gobierno por los 196 años de independencia de la ciudad. Allí, la reconocieron por sus 50 años de trayectoria. La Prefectura y el Municipio también la han galardonado.

La artista guayaquileña de 65 años se considera “una engreída del público”. Donde la reciben, asegura, los empresarios le piden determinado número de canciones, pero siempre canta hasta el doble de temas, como lo hiciera en dos citas últimas.

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Lo que ruego a Dios es que ojalá se unieran (los políticos) para el país, por tanto pobre y por los artistas sobre todo, que el Congreso se acuerde de uno que nos dé una pensión...”.Irma Aráuz

En la sala de su hogar en Sauces 2, en una pequeña mesa conserva varios de sus reconocimientos recibidos por su vida artística, entre esos ocho del Congreso Nacional y del Ministerio de Trabajo.

“Dios me tiene con vida, no me ha quitado la voz”, dice al recordar que una célula cancerosa derivó en la extirpación de un riñón hace 20 años. Hoy, la mujer devota de la Virgen de Guadalupe, que reza el rosario antes de dormir, recibe tratamiento en el hospital Guayaquil y espera el próximo mes poner fin a una metástasis del cuero cabelludo, que es una enfermedad catastrófica, asegura dando gracias al presidente Rafael Correa por la atención.

Pese a ello, su voz sigue intacta. Interpreta El alma en los labios para este Diario y dice mantenerse en contacto con sus fans por Facebook. Le llegan mensajes de Haití, España y más lugares. Ella misma con sus sobrinos se encarga de contestar y agradecer los saludos.

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Sobre los artistas –y se incluye– espera que las autoridades puedan establecer una pensión vitalicia para que aseguren su carrera que no mantiene ningún tipo de seguros como otras carreras. “No tenemos apoyo de nadie, esa es la pena más grande”, comenta.

Aráuz fue presidenta de la Asociación de Artistas Profesionales del Guayas por ocho años. Desde esa trinchera colaboró en la instauración del Festival del Pasillo y en los colegios promulgando las charlas para que los jóvenes conozcan el valor de la música tradicional.

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Aunque le causa pavor viajar en avión por lo que ha rechazado ofertas de cantar en Europa, comenta que ha podido llevar la música nacional a Perú, Estados Unidos, Puerto Rico, Chile y Cuba. Como si fuera ayer recuerda a Julio Jaramillo como uno de sus mentores. “A mí me costó lágrimas cantar”, dice y añade que siempre él le decía: “Mire que no se desafine”. (I)