Al fin de la primera Guerra Mundial, el reparto de poder y de zonas de influencia sembró el descontento en los diversos países, sobre todo, en Alemania que debió pagar indemnizaciones y reducir su ejército y su flota naval. Todos los que participaron en el conflicto armado optaron por la democracia, incluso Alemania, pero en este país aparecieron movimientos que promocionaban el totalitarismo nacionalista.