El 21 % de los de habitantes que tiene Guayas han nacido en otra provincia o país, mientras miles registran ancestros de otros lugares cercanos o distantes. Considerando que el 64 % de la población de Guayas vive en Guayaquil, los 'nativos' son minoría.

Estos datos se recogen en el último censo nacional de población y vivienda (2010). Han pasado cinco años y la diversidad de población es aún más notoria.

¿Hay nativos de Guayaquil?

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El mestizaje reina, por supuesto, pero la historia cuenta que los nativos de esta zona de la Costa ecuatoriana, conocidos como 'cholos', se remontan a poblaciones como Chongón, Chanduy, El Morro, Santa Elena o Colonche.

Los guayaquileños no son un grupo étnico, son una población asentada en tierras que originalmente pertenecían a una sociedad nativa, fueron palabras de Guillermo Arosemena recogidas en el libro 'Identidad Regional Costeña y Guayaquileña' (2002).

Hace más de 400 años, Guayaquil estaba rodeada de pantanos, asediada por epidemias, atravesada por caminos enlodados en época lluviosa y polvorientos en época seca. Las condiciones eran inhóspitas, detalla la misma publicación del Archivo Histórico del Guayas (AHG).

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Sin embargo, ahí estaban hombres y mujeres dispuestos a luchar contra las inclemencias del clima y aprovechar las oportunidades que una ciudad puerto les ofrecía: comercio.

Fuera de las batallas históricas

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Guayaquil acoge estatuas y monumentos de los próceres que trabajaron por la fundación e independencia de la ciudad, pero al margen de aquellas batallas, la comunidad nacida del Cerrito Verde o Cerro de la Culata (hoy Cerro Santa Ana) acogía a cientos de anónimos que harían de esta tierra la Perla del Pacífico.

La ciudad recibía migrantes internos y externos. Gran parte de la población que hoy habita Guayas nació en otra provincia de la Costa, Sierra u Oriente del país. Alrededor del 1 % de los residentes nacieron en otro país, de acuerdo al censo nacional del 2010. Los 'nativos' son minoría.

Durante el siglo XIX, un promedio de 20 barcos mensuales con diferentes banderas anclaban en el río Guayas, detalla el AHG. Centenares de extranjeros se radicaron en Guayaquil atraídos por las oportunidades para vender mercadería y por la facilidad para hacer amistades.

El 80 % de la riqueza de Ecuador se concentró en dos o tres provincias de la Costa. Ecuatorianos, libaneses, estadounidenses, españoles, italianos, entre otros, trabajaron día tras día aprovechando la geografía para hacer negocios.

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El costo de la tierra fértil

Guayaquil, con sus 13.000 habitantes en 1820, era el punto más lejano de la ruta de los barcos que salían desde España. Llegar tomaba varios meses y requería entrar en esta rada donde la fama legendaria de los astilleros y la abundancia del cacao de exportación constituían dos referentes invariables, describe la historiadora Jenny Estrada en el libro 'Los Españoles de Guayaquil' (1992).

Otros venían del Caribe, trasbordaban en Panamá y a veces desembarcaban en Guayaquil solo para mirar, pero muchos se quedaban. Aprendían a soportar el calor, a mecerse en las hamacas, a matar mosquitos, a caminar sobre el lodo y sobre el polvo. Formaban familias. Se quedaban, describe la misma publicación.

Para 1875, aproximadamente, llegaron los primeros libaneses a Guayaquil. La primera generación, los llegados hasta los años cincuenta del siglo XX, encontraron en esta ciudad un temperamento proclive al desarrollo de sus actividades y a personas con las mismas características del temperamento tradicional libanés: comercio, ímpetu, generosidad y espontaneidad, dijo Henry Raad Antón en la conferencia 'Los libaneses y la identidad cultural guaquileña' desarrollada en 1999 y recogida en el libro 'Identidad Regional Costeña y Guayaquileña'.

No estoy afirmando que el proceso cultural de esta región haya sido moldeado por las emigraciones libanesas. Digo que en este rincón del mundo, quizás más que muchos otros, han confluido y se han moldeado recíprocamente. Es algo parecido a esa forma como las olas gigantescas se depositan en blandas y hermosas playas para formar una armonía. Es un orgullo ser parte de este fenómeno que me otorga de ser libanés por herencia y guayaquileño por adopción y por esencia, dijo Raad.

En tanto, para los italianos Guayaquil no era un punto marcado en las rutas convencionales, que apuntaban más hacia Estados Unidos, Argentina o Uruguay, pero para 1881 se registraron seis barcos con bandera de Italia, con variada mercancía y nuevos inmigrantes. Trabajaron arduamente para abrirse paso en el comercio de víveres importados y nacionales, primero como empleados y luego como propietarios de tiendas grandes y pequeñas, detalla la historiadora Estrada en el libro 'Los Italianos de Guayaquil' (1993).

Casi todos jóvenes y solteros, construyeron hogares con guayaquileñas, añade la publicación. Además, el Teatro Olmedo, inaugurado en 1857, atrajo espectáculos internacionales como las famosas compañías de ópera italiana, y varios de los artistas extranjeros que llegaban a la ciudad porteña decidían quedarse.

Sin embargo, el largo viaje no era la única dificultad. El paludismo, la fiebre amarilla, los ataques de piratas, y los grandes incendios que destruyeron gravemente la ciudad en 1896 y 1902 estremecieron a los residentes del ya motor económico del país.

Adaptación y sobrevivencia, evolución

Las primeras comunidades chinas llegaron a Ecuador a principios de 1900, con migrantes que se asentaron en la Costa, principalmente en Quevedo (Los Ríos), donde se dedicaron a las tareas agrícolas. Sin embargo, muchos de ellos se trasladaron a Guayaquil atraídos por las oportunidades de negocios.

La Cámara de Comercio Ecuatoriano China detalla que las principales actividades comerciales son la industria y la gastronomía. El primer chifa en Guayaquil, según el libro 'Chifa con honor', del ciudadano chino Fong Chong Sánchez, estaba ubicado en Escobedo y Aguirre, en 1926.

La era del cacao, de la pepa de oro, quedó atrás. A partir de 1950 el comercio de banano es el nuevo atractivo, y en los años sesenta el 'boom' petrolero impacta en nuevos flujos migratorios.

En los años setenta, Guayaquil tiene 850 mil habitantes, un terminal marítimo, un aeropuerto internacional, cuatro universidades, y medios de comunicación con información del país y del mundo. Ya era considerada una urbe moderna.

Los nuevos migrantes son, en su mayoría, técnicos especializados, profesionales, inversionistas, profesores universitarios, empresarios, banqueros, artistas... También, la ciudad que recibía a viajeros de tierras lejanas empezó a resplandecer en su propia región.

Los conflictos políticos y sociales de países vecinos como Colombia, Perú y Chile empujaron a sus habitantes a esta ciudad puerto. De Asia, de Europa, de América Latina, Guayaquil estaba marcada por la diversidad de acentos, de rasgos, de comida. Como las perlas que se moldean en el mar, la Perla del Pacífico hizo de la fusión su identidad.

En el siglo XXI

De acuerdo al censo del 2010, las diez poblaciones extranjeras más dominantes en Guayas, por número, son: Colombia, Estados Unidos, Perú, España, Chile, Venezuela, China, Italia, Cuba y Argentina.

Basta con observar a la ciudad. Si la gastronomía es una deliciosa oportunidad de evidenciar la diversidad de un lugar, Guayaquil presenta pruebas en cada esquina. Los diferentes tonos de piel, de facciones, de acentos... Guayaquil del nuevo siglo refleja cada vez más la mezcla cultural que marcó su creación.

Gabriel Bitar, presidente de la Sociedad Libanesa, estima que en Guayaquil y sus alrededores habitan unos 50.000 libaneses, incluyendo a los descendientes. Bisabuelos o abuelos llegaron a la ciudad para vender telas y cerámicas, crearon industrias, bancos, hoteles, centros comerciales, describe Bitar. Hicieron de esta ciudad su casa. Como una muestra, se resalta la figura de Nicasio Safadi, compositor de la canción 'Guayaquil de mis Amores', nacido en Beirut a finales del siglo XIX y traído a Ecuador a los cinco años de edad.

De acuerdo a Genaro Pinos, presidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriano China, se estima la presencia de 10.000 ciudadanos chinos en Guayaquil, y 30.000 en el país. En diferentes flujos migratorios, los chinos han llegado a trabajar en la agricultura, gastronomía y comercio. Llegan para crear sus propios negocios, asegura Pinos, quien pese a ser ecuatoriano se siente parte de esta comunidad gracias a su esposa, y también anhela un barrio chino en la ciudad.

El pasado 18 de septiembre se recordaron las fiestas de Chile y el cónsul dijo que 5.000 de los 7.000 chilenos que hay en Ecuador residen en la Costa, especialmente en Guayaquil y Samborondón, comenta Roberto Miranda, uno de los dirigentes de la Asociación de Chilenos en Ecuador y parte del directorio de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Chilena de Guayaquil.

Muy unido a la comunidad de su país natal, Miranda comenta que el flujo migratorio hacia estas tierras estuvo marcada, en el pasado, por la dictadura chilena. Empujando, principalmente, a personas con recursos económicos para salir del país e iniciar negocios en otras partes. También salieron muchos aventureros, que al llegar a Guayaquil se enamoraron y decidieron quedarse.

Alexander de la Rosa, propietario del conocido restaurante peruano Alameda de Chabuca, comenta una historia similar. Entre los años ochenta y noventa, en la época más dura del terrorismo en Perú, muchas familias salieron del país. La suya se asentó en Guayaquil, comenzó a ofrecer almuerzos a las clínicas y centros comerciales, y a vender sánduches en las oficinas.

Durante varios años mantuvieron un perfil bajo porque, debido a la guerra entre Ecuador y Perú, temían que la ciudadanía tome represalias contra ellos. Eso terminó. Hoy, con una esposa y cuatro hijos ecuatorianos, a Lima solo va de visita. La capital peruana es nublada y fría casi todo el tiempo, comenta; en cambio, el sol y calor de esta ciudad puerto lo hace sentir en casa.

El caso de los migrantes colombianos es tal vez el más evidente en la ciudad. De acuerdo a cifras de la Cancillería de Ecuador, el país acoge, aproximadamente, a 65 mil refugiados colombianos, el número más alto de América Latina. De estos, se registran alrededor de 2.200 en Guayaquil. Los conflictos armados en su país los impulsan a abandonarlo todo.

A diferencia de las migraciones desde Europa o Chile, muchos de los colombianos llegan sin recursos económicos y en busca de oportunidades laborales. Aunque en la ciudad se observan diversos negocios como panaderías y restaurantes etiquetados con esta nacionalidad, la gran mayoría no cuenta con un capital para iniciar un negocio propio.

Sin embargo, entre las dificultades, continúan buscando su espacio en Guayaquil. Un ejemplo es la Orquesta Colombo Ecuatoriana, que se creó en agosto del 2014 y que con mucho ritmo tropical celebra la diversidad.

Así, ecuatorianos, extranjeros y guayaquileños conviven en fusión, pues como escribió un libanés que creció en Guayaquil y cantó un guayaquileño conocido como el Ruiseñor de América, Julio Jaramillo: Tú eres perla que surgiste del más grande e ignoto mar; y si al son de tu arrullar, en jardín te convertiste... (I)