Es la calle que atraviesa Guayaquil de sur a norte, por la que circulan en promedio 3.200 vehículos por hora, la vía que lleva a los emelecistas a su estadio, la de miles de estudiantes que acuden al colegio Guayaquil, la del paso de los difuntos en hombros de sus deudos, la de las últimas carretas que aún avanzan haladas por burro o caballo. Es la avenida Quito.

Una de las arterias viales más importantes de Guayaquil, de ocho carriles y que lleva su nombre en honor a la capital del Ecuador. Se desconoce el año y la ordenanza municipal que le da el nombre, pero el 3 de octubre de 1996 se ratifica la denominación de esta, que nace en la avenida José Vicente Trujillo hasta Julián Coronel, como una continuación de la avenida 25 de Julio.

Así lo detalla el historiador Florencio Compte en su libro Nomenclatura de las calles de Guayaquil. En el texto cita que en el plano de la ciudad, publicado en 2001 por este Diario y el Municipio, consta que la avenida nace en El Oro. No obstante, según la señalización actual empieza en Maracaibo.

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A las 06:00 resurge el movimiento diario. Los estudiantes de los colegios Sagrados Corazones, Narcisa de Jesús, Carlos Koch (en El Oro) y Guayaquil (Gómez Rendón) marcan el ritmo mañanero. El tráfico se congestiona afuera de esos planteles, al igual que a la altura de la 9 de Octubre, por aquellos que avanzan al casco comercial.

Quienes transitan a diario pasan las 39 intersecciones, de las cuales 37 están semaforizadas, según la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM).

A su andar pasan desapercibidas aquellas viviendas que aún conservan su estructura mixta o su fachada, por ser consideradas patrimoniales, como el edificio Janer (1938), ubicado en la esquina de Quito y 9 de Octubre, y el Palacio de Justicia (1970 -1979), en la misma intersección, del lado del frente.

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Asomado en la ventana de una de las casas centenarias está el guayaquileño Aurelio Andramuño, de 75 años. Él, quien nació y se crio en Quito y Febres Cordero, recuerda con nostalgia el paso del tranvía, en la calle de tierra de tres carriles con dos parterres centrales.

También se acuerda de la hacienda ganadera Luque, donde compraban la leche para su familia. En esa zona había terrenos vacíos y algarrobos. De esto último también rememora Julio Jiménez, de 75 años, quien aún transita en su carreta, arreada por Relámpago, su caballo, para comprar chatarra.

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Así se gana la vida en la ‘calle de los muertitos’, como también la conocen a esta arteria, por el paso que a diario hacen familias que caminan con el féretro de sus difuntos hacia el Cementerio General.

Los tres parques, Forestal, Victoria y Huancavilca, le dan el espacio verde a esta avenida, mientras que las decenas de locales avivan el comercio durante todo el día. En tramos se pueden diferenciar por servicios que ofrecen, por ejemplo, en la intersección con Alcedo hay cerca de veinte ferreterías.

Uno de los puntos inseguros es la zona colindante al parque La Victoria, que a pesar de que la Policía realiza patrullajes siguen dándose hurtos. En frente está la imponente iglesia Nuestra Señora del Carmen.

El hospital Francisco de Ycaza Bustamante y el estadio Capwell son otros puntos representativos de esta arteria, que late todo el día. Solo en las noches desciende y se pierde en la madrugada con las sirenas de ambulancias y policías que irrumpen el silencio.

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Cines
Dos de los cines de la ciudad, Quito y Tauro, ya no funcionan ahí. En sus edificios ahora están radio Morena y la iglesia Pare de Sufrir, en su orden.

Paradero
En Quito y Alejo Lascano, en horas pico, cientos de trabajadores se concentran para esperar los buses que se dirigen hacia Durán y las urbanizaciones de la vía Samborondón.

Quito y San MartínEl estadio George Capwell (fundador del Emelec) consiguió el terreno en 1942 y construyó la edificación futbolística.

Quito y 10 de AgostoEn esta avenida destaca la conocida iglesia católica Nuestra Señora del Carmen. En 1934 toma ese nombre la parroquia y un año después se empieza a construir. El arquitecto fue Paolo Russo.

Quito y Padre SolanoEsta avenida también se la conoce como la de los ‘muertitos’ por el traslado de los féretros, a pie, hacia el Cementerio General.

Quito y CalicuchimaJulio Jiménez transita la avenida en su carreta, halada por el caballo Relámpago. Su padre, con el mismo nombre, recuerda cómo era esta calle de tierra y rodeada de algarrobos. (I)