Líderes latinoamericanos reafirmaron este domingo la nueva agenda de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, expresando optimismo pero también críticas al documento y al papel de las potencias económicas mundiales.

El ambicioso programa ya había sido acordado tras meses de negociaciones cuando fue aprobado el viernes por los 193 países miembros de la ONU, y recibió las encomiendas de mandatarios y ministros durante los tres días de la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible en la sede del organismo en Nueva York.

En su discurso ante los líderes mundiales, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se mostró complacido con la agenda, que pretende acabar con la pobreza, promover la educación, garantizar vidas más saludables y combatir el cambio climático en los próximos 15 años.

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"Nos complace sobremanera que tengan muy presente el cuidado del ambiente" y la reducción de las distancias económicas, dijo.

Pero en un tono crítico con los modelos de desarrollo de las principales potencias económicas mundiales, Correa denunció la "paradoja moral" de promover la libre circulación de mercancías para obtener "máxima rentabilidad", y por otro lado penalizar la libre circulación de personas que buscan seguridad y trabajo.

"Es sencillamente intolerable e insostenible desde un punto de vista ético", subrayó, acusando a los países ricos de implementar políticas migratorias "vergonzosas".

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"Necesitamos que los países 'centrales' dediquen menos tiempo a diagnosticar nuestro 'subdesarrollo' y más tiempo a cuestionar su propio modelo de 'desarrollo'", afirmó.

Modelos de desarrollo

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En sentido similar, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó a descartar el "pensamiento único neoliberal" de los modelos de desarrollo como condición para alcanzar las metas post-2015.

"Si queremos avanzar en los grandes objetivos y metas que nos hemos trazado debemos plantearnos la construcción de otro modelo económico, social, y de relaciones de poder en el mundo", afirmó el presidente venezolano que pregona el llamado "socialismo del siglo XXI".

Ya el viernes el presidente boliviano, Evo Morales había pedido acabar con el capitalismo para erradicar la pobreza.

Por su parte, el canciller argentino Héctor Timerman denunció "desequilibrios" entre países en desarrollo e industrializados sobre los recursos para implementar un plan, cuyo costo podría ascender a 5 billones de dólares anuales.

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Los países "desarrollados tienen la mayor responsabilidad y por ende la obligación de generar los mayores aportes financieros de acuerdo a sus compromisos históricos", afirmó.

Pobreza

Otros líderes de la región tuvieron un poco más de clemencia con el documento, cuyo primer objetivo es la erradicación de la pobreza para 2030.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, destacó un acuerdo "fruto del diálogo incluyente y constructivo" que "refuerza el multilateralismo", y su par colombiano, Juan Manuel Santos, lo denominó un "llamado por un porvenir mejor".

La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff resaltó una "agenda innovadora" que "exige la solidaridad mundial", en un discurso centrado en las contribuciones de la primera economía de la región para reducir la contaminación de gases de efecto invernadero.

En un tono optimista similar, el presidente de Perú, Ollanta Humala había dicho el sábado que "nos compromete a todos hacer realidad el futuro que queremos". (I)