El gobierno de Alemania cobra un impuesto a más ciudadanos que asisten a una iglesia, sin embargo, para escapar de esta carga los alemanes están dejando de congregarse, informó el portal noticiacristiana.com.

El impuesto se llama kirchensteuer, y es deducido directamente de los salarios y las ganancias de capital. La caída en el número de fieles comenzó a sentirse en la segunda mitad del año pasado.

En las iglesias católicas también ha ocurrido una disminución de al menos 180.000 fieles, según la información proporcionada por las 27 diócesis del país en 2014. En el mismo periodo la Iglesia Evangélica Alemana Luterana perdió 200.000 fieles, un aumento del 45% en comparación con 2012, cuando se hizo la última encuesta.

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El impuesto de la iglesia es parte de la Constitución de Alemania Occidental desde 1949 y afecta a todos los ciudadanos bautizados desde el momento en que empiezan a pagar el impuesto sobre la renta.

Los fieles alemanes pagan obligatoriamente (a través del gobierno) un porcentaje de sus ingresos a su propia confesión religiosa. El único modo de no pagar es darse de baja como miembro de la Iglesia. (I)