Como un “gesto de gratitud” calificó Fabricio Correa, hermano mayor del presidente Rafael Correa, su intención de visitar ayer al exasambleísta Galo Lara (SP), quien está recluido en el nuevo Centro de Rehabilitación Social de Latacunga cumpliendo la sentencia de 10 años de prisión en calidad de cómplice de un triple crimen de Quinsaloma (Los Ríos).

Sin embargo, Correa no pudo ingresar a la prisión, ya que no constó en la lista de autorizados por el detenido. Sí lo hizo Joffre Campaña, abogado del empresario y amigo de Lara.

Correa recordó que Lara contribuyó a la campaña de su hermano en el 2006 “haciendo pintar todo Quevedo de verde y poniendo una central”.

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“Esto no es un acto político sino de caridad cristiana como católico que soy, en época de Navidad”, dijo él.

“Desgraciadamente no me dejaron entrar”, indicó. Esto pese a que, según él, su visita fue coordinada la semana pasada tanto por Campaña como por los abogados de Lara, Juan Vizueta y Pedro Granja.

En tanto que Campaña afirmó que el exlegislador aún tiene marcas en su cuerpo por el operativo de detención y que, pese a que intenta mantenerse activo intelectualmente dedicándose a la lectura, su salud se encuentra resquebrajada.

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“Me comentó varias cosas que no puedo entender como ser humano. No tienen acceso a periódicos, a la televisión, radio o un reloj, lo cual significa que tiene una condición en la que pierde el control total de lo que ocurre en el exterior... es inhumano y degradante”, dijo.

Además relató que Lara, con quien conversó de temas familiares, le hizo varias consultas sobre su situación legal.

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Según Campaña, existen restricciones para el acceso al Centro de Rehabilitación que no dependen del director ya que, a su juicio, son órdenes superiores, “posiblemente de los ministros de Justicia, Lady Zúñiga, o del Interior, José Serrano”.