El oficial de policía blanco que en agosto pasado mató a un desarmado adolescente afroamericano en la ciudad de Ferguson, en el estado de Misuri, y cuya no inculpación por un gran jurado disparó protestas en todo Estados Unidos, renunció este sábado, según reportaron medios de prensa.

El agente, Darren Wilson, dijo que había decidido dejar el cargo por razones de seguridad, según señala en una carta que envió al Departamento de policía y publicó el diario local St. Louis Post-Dispatch.

"Era mi esperanza continuar en el trabajo policial, pero la seguridad de los agentes de policía y la comunidad es de primordial importancia para mí", señala en su mensaje este policía de 28 años de edad.

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El abogado de Wilson había indicado previamente que su defendido dimitiría de la policía.

Wilson disparó y mató al adolescente afroamericano Michael Brown en agosto pasado en Ferguson, un suburbio de St Louis (Misuri, centro), afirmando que actuó en defensa propia. Así lo estimó también el jurado popular que examinó su caso la semana pasada.

La no inculpación de Wilson generó disturbios, a veces violentos, en numerosas ciudades de Estados Unidos.

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"Me han dicho que si continúo en mi trabajo los residentes y funcionarios de policía de la ciudad de Ferguson pueden estar en riesgo, una circunstancia que no puedo permitir", señala Wilson en su declaración.

Caminata

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Activistas por los derechos civiles de Estados Unidos iniciaron este sábado una marcha de siete días en reclamo de una profunda reforma de la policía y de denuncia del gran jurado que rechazó inculpar a un oficial blanco que mató a un adolescente afroamericano desarmado en agosto pasado en la localidad de Ferguson.

La Asociación Nacional por el Progreso de la Población de Color (National Association for the Advancement of Colored People, NAACP) organiza la marcha de 192 kilómetros "Jornada por la Justicia", desde Ferguson (Misuri), el suburbio de la ciudad de San Luis donde el joven Michael Brown fue muerto el 9 de agosto, hasta Jefferson City, la capital del estado.

Un grupo de unos 100 marchistas, que aspiran a sumar miles más en el transcurso de la caminata, reclaman la destitución del jefe de policía, reformas de fondo en la policía y medidas contra el racismo en las fuerzas del orden.