En el taller Mera-hierro, ubicado en Daule, todos los soldadores y mecánicos tienen particularidades en común: aprendieron el oficio desde pequeños, tuvieron el mismo maestro que les enseñó y los seis jóvenes que construyen las piezas para tractores y máquinas agrícolas son hermanos.

Los Mera son reconocidos en la Capital Arrocera del Ecuador, principalmente, por su habilidad en la construcción de fangueadoras o gavias, ruedas de acero que se adaptan a los tractores o monocultores para batir (preparar) el suelo antes de la siembra de arroz. Ellos siguen el legado de su padre, Kléber Mera, uno de los pioneros en el negocio.

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“Mi padre nos enseñó desde pequeños a todos. Mi primera gavia la hice cuando tenía 15 años, me tomé mediodía”, cuenta Renato, de 38 años, el mayor de los hermanos que trabaja en el taller que elabora un promedio de 30 a 40 pares de estos aparatos mensuales.

Sus creaciones se acoplan a tractores de diferentes marcas y fanguean los suelos de los arrozales de Daule y sus alrededores. De hecho, la mayor parte de su producción es adquirida por importadores y distribuidores de maquinarias de Guayaquil y Daule, que las piden en varios tamaños.

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Del taller de los Mera salen la mayor parte de las fangueadoras made in Daule, donde hay otros tres establecimientos tradicionales dedicados a la elaboración de estas piezas.

La producción de cada rueda puede tomar entre uno y tres días, dependiendo de las dimensiones. Las gavias pequeñas, de 96 cm, pueden costar 250 dólares, mientras que las que pasan de 1,5 metros se cotizan en 1.500 dólares en el mercado, con la patona, otro elemento para la operación en monocultores.

Jonathan Mera, de 29 años, quien administra el taller desde hace dos años, cuenta que con sus hermanos se las han ‘ingeniado’ para mecanizar el proceso de fabricación de las circunferencias y reducir tiempos.

“Antes, cuando mi papá las hacía era más complejo”, sostiene Jonathan, conocido en Daule como el Maestrito.

Cada uno de los hermanos (Renato, Emilio, Santiago, Edwin y Joselo) realiza trabajos independientes, pero cuando sube la demanda de fangueadoras todos se reúnen en el establecimiento que maneja Jonathan para responder a los requerimientos a tiempo.

A más de los Mera, el taller Sánchez y Osmar García fabrican estos aparatos en Daule. En este último trabaja Luis Jara, quien elabora gavias desde hace 25 años, especialmente para reposición. Asegura que las ruedas suelen ser reemplazadas o arregladas por los agricultores cada tres años, cuando hay desgaste de las cuchillas que penetran el suelo.

La competencia es fuerte, pero la diferencia está en el material que se usa y acabado, dice Jara, quien aspira a que suban los pedidos de fangueadoras con la entrega de monocultores que realiza el Gobierno. Ahora, los talleres están copados con los pedidos de verano, la temporada en la que repuntan.

30 pares de ruedas fangueras al mes suelen construir.

Mercado
Demanda artesanal

Sitios
El mercado de elaboración de ruedas fangueadoras es competitivo. Los mayores fabricantes están en Daule, aunque hay talleres que las confeccionan en Durán y Nobol.

Producción
Los talleres, dependiendo de los pedidos, elaboran desde 10 hasta 40 pares de gavias o fangueadoras al mes para reposición o nuevos tractores.