Sudán del Sur, tres años de crisis

Tras seis meses de enfrentamientos internos que han puesto a Sudán del Sur al borde de la guerra civil, la Comisión Gubernamental de Paz y Conciliación ha anunciado para este mes la primera conferencia del diálogo nacional en busca de un acuerdo de paz definitivo.La realidad de la región sudanesa la conoce de cerca el estadounidense Leslie McTyre, quien ha trabajado durante los últimos ocho años en Sudán y el nuevo estado para organizaciones no gubernamentales y Naciones Unidas. Destaca el instinto de supervivencia que mantiene al pueblo de este país “tan herido, luchando por un aliento de paz”. Su testimonio sobre la situación en la región y que él llama “la tormenta imperfecta”.“Sudán del Sur se independizó -vía referendo- de Sudán del Norte hace tres años, el 9 de julio del 2011, y por eso se le dice el país más nuevo del mundo.La independencia costó 59 años de lucha, dos millones de vidas y traumas en casi toda la población.Aquella larga guerra dejó al también país más pobre del mundo con la mayor tasa de mortalidad materna mundial, 2.054 por 100.000 nacidos vivos; con la mayor tasa de mortalidad infantil, más de 100 por cada 1.000 nacidos vivos; y con los índices de alfabetización más bajos: el 85% de los habitantes no sabe leer ni escribir.Además, más de 3,7 millones de personas –de las cuales 740.000 son niños menores de 5 años– se enfrentan a un alto riesgo de inseguridad alimentaria. Todo esto, pese a que las reservas petroleras del país ascienden a 6.400 millones de barriles (el 98% del presupuesto).El principal enemigo de Sudán del Sur es aún Sudán del Norte. El dictador de ese país, Omar Al-Bashir, usa parte de su fortuna para financiar o crear rebeldes en el naciente país.Estos mercenarios atacaron al gobierno de Sudán del Sur el 15 de diciembre del 2013. El gobierno sursudanés de Salva Kiir insiste en que la violencia de ese día fue un golpe de Estado, pero hay muchas dudas acerca de dichas aseveraciones.En los seis meses de enfrentamientos se registraron miles de muertos y más de 1,3 millones de personas huyeron de sus hogares, de las cuales más de 100.000 están refugiadas en instalaciones de la ONU en el mismo país, la mayoría de ellas en Bentiu, ciudad en el estado de Unidad, en el norte.Los sursudaneses están divididos en docenas de etnias. Las dos mayores son los dinkas (casi la mayoría) y los nuers.Hay una larga historia de agresión entre ambas, por lo que el presidente Kiir (dinka) solicitó al líder de los nuers, Riek Machar, que fuese su vicepresidente cuando se fundó el país hace tres años, a fin de evitar la continuación de la violencia entre ambos grupos.La alianza duró dos años y el 15 de diciembre del 2013, cuatro meses después de que Machar fuese destituido, se sublevaron los nuers dentro del Ejército en la capital del país, Yuba, y perpetraron intensos ataques contra civiles dinkas en Bor, capital de Junqali, uno de los diez estados que forman la nación.La intensidad de las ofensivas de los nuers contra los dinkas en Bor fue considerada como la renovación de los intentos de genocidio que los sudaneses del norte habían llevado a cabo en años anteriores, cuando Sudán del Sur luchaba contra el norte por su independencia.Aparentemente, la motivación de la revuelta era sustituir al presidente Salva Kiir con el líder nuer, pero tras fallar en ese cometido, los nuers se han empeñado en arrastrar al país a una guerra civil.Detrás de las muertes de civiles se esconden problemas de identidad étnica contra la corriente mundial de abarcar identidades cada vez más globalizantes como el nacionalismo, pero esa es una trama que no obedece a la realidad económica ni a las relaciones internacionales que tanto amenazan al naciente país.Sudán del Sur es el que tiene grandes reservas de petróleo, pero Sudán del Norte cuenta con la refinería y los medios para exportarlo. Juntos podrían haberse enriquecido, pero el gobierno de Al-Bashir estaba dispuesto a perderlo todo en lugar de compartirlo. Esto, entre otras cosas, por una visión fundamentalista islámica y el racismo árabe contra los africanos.Estados Unidos y China tienen intereses en la zona. Este último, según medios internacionales, no solo se ofreció como mediador del conflicto, sino que, a través de su empresa estatal China National Petroleum Corporation controla la mayor parte de los consorcios de empresas que producen y buscan hidrocarburos en Sudán del Norte y Sudán del Sur.A su vez, el gobierno del norte invierte millones de dólares en incentivar a los rebeldes a sublevarse para demostrar que el del sur no puede gobernarse solo.Aislado, Sudán del Sur busca ayuda en África Oriental, particularmente en Kenia y Uganda que, honrando una historia democrática de hace décadas, respetan el acto democrático que llevó a Salva Kiir al poder con más del 90% del voto popular hace tres años.Los presidentes Jura Kenyat-ta, de Kenia; y Yoweri Museveni, de Uganda, han expresado su ayuda a esta nueva nación.El pueblo de Sudán del Sur busca desesperadamente dónde respaldarse. Ya llevan 59 años de guerra. Están cansados y adoloridos”. 1 millón de desplazados internos se registran en Sudán del Sur. Ayuda médica Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió esta semana que los ataques a sus hospitales y la destrucción de sus instalaciones médicas en Sudán del Sur impiden el acceso de la población a la atención sanitaria. La ONG denunció que al menos 58 personas fueron asesinadas en sus centros. Crisis humanitaria 3,7 millones de sudaneses corren el riesgo de sufrir hambre e inseguridad alimentaria por la escasez de agua y el conflicto en el país. Si sigue y los agricultores pierden la próxima temporada de siembra, hasta final de año 250.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave y 50.000 podrían morir.

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