Miles de jóvenes católicos fueron el rostro de los periplos de Juan Pablo II por el mundo. Adonde iba siempre estaban presentes, pero de forma más organizada desde 1984 cuando se instauró en su pontificado la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento que realiza la Iglesia católica y que marcó a la generación que creció a la sombra de este papa.