Siete viviendas resultaron afectadas por deslizamientos de tierra ocasionados por la intensa lluvia y granizo que cayeron la tarde del pasado sábado en la zona alta, en el noroccidente de Ambato.

Los perjudicados con daños materiales viven en la comunidad Calhua Grande, de la parroquia Augusto Nicolás Martínez, quienes con la ayuda de militares y de miembros del Cuerpo de Bomberos de Ambato acudieron a la casa comunal de esa localidad, portando solo lo que llevaban puesto. En ese lugar durmieron, la noche del sábado, en colchones prestados por la comunidad.

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Los propietarios de las viviendas destruidas son: José Yánez, Angélica Analuisa, Hermelinda Yánez, Segundo Cayetano, Delfina Bombón, Rosario Moposita y Salomé Bombón.

Luz Isabel Bombón, esposa de José Yánez, llora al recordar que la tormenta duró alrededor de una hora, lapso en el cual se generó una correntada fuerte de agua que hizo que la pared trasera de su vivienda cediera.

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“Salimos con mi hijo mayor para tratar de evitar que el agua baje a la casa, que se desvíe por otra parte, pero todo fue inútil”, expresó.

La mujer indicó que hace siete meses realizó un préstamo de dos mil dólares para poder construir la vivienda y que aún le falta más de año y medio para pagar ese crédito.

Wilson Bombón, hijo de Angélica Analuisa, con pesar observó que la casa de su madre fue destruida porque un muro de contención que se levantó en la parte posterior de la vivienda cedió por la acumulación de agua, la cual se llevó, además, alrededor de 150 cuyes que tenían sus padres y que le servían como fuente de sustento.

Recordó que el muro se construyó para iniciar la construcción de una escuela en el sitio, hace aproximadamente tres años, pero, dijo: “Nada se hizo y parece que ha estado mal hecho, porque se derrumbó; además, parece que la mitad que no se cayó con ese aguacero está afectada y corre peligro de que se caiga”.

María Muzo, quien es la cabildo (presidenta) de Calhua Grande, manifestó que se les prestó la casa comunal a las familias afectadas para que pasaran ahí, mientras solicita al Gobierno que les otorgue ayuda inmediata para que se construyan nuevas casas. “Se quedaron sin nada, ni siquiera los útiles de los estudiantes se salvaron, a estos se los llevó el agua o están bajo el lodo”, dijo.

Técnicos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos acudieron al lugar e indicaron que evaluarán la dimensión de los daños. No quisieron dar declaraciones respecto de lo que sucedió y a las acciones que se tomarían ante la situación de los afectados.

Según José Yánez, la mayoría de los habitantes de la comunidad se dedica a trabajar en la agricultura, pero esta actividad no es rentable. Recordó que los días anteriores a la tormenta el clima era muy soleado, ante lo cual temían que algunos productos agrícolas se perdieran, “Hizo mucho calor (el sábado), nunca imaginamos que en la tarde iba a llover tan fuerte como para que se destruyan nuestras casas”, la mayoría hecha de bloque pero sin alguna dirección técnica, dijo.

Mis pequeñas se quedaron en la casa y pensamos que se las había llevado la corriente, pero gracias a Dios ellas pudieron salir”.Luz Isabel Bombón, propietaria de una vivienda destruida.