Miriam Vargas Sarzosa es médica y –asegura– vive enamorada de Paraíso de la Flor, ese asentamiento popular del noroeste de Guayaquil, ubicado más allá de la Perimetral.

Allá llegó hace 17 años, trabajó durante 5 en el dispensario público de la zona y luego de que la despidieran instaló su propio consultorio. Ahora tiene local propio, donde trabaja.

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Su labor solidaria la demuestra día a día, al cobrar $ 5 por la consulta. Si es una persona de escasos recursos, lo hace gratis. Y en la época navideña profundiza más ese sentimiento. Pone parte de sus ingresos y realiza una campaña, de persona a persona, para recolectar víveres y juguetes, y agasajar a niños con capacidades especiales o de escasos recursos económicos de ese rincón de la ciudad.

“Mientras más escondido o en silencio se lo haga, es mejor. Uno siente la satisfacción de dar y estar en el anonimato”, refiere Miriam, quien reside en la urbanización Colinas del Sol, en la vía a Daule.

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Ella es parte de ese ejército de guayaquileños solidarios anónimos que permanentemente o en la Navidad ponen su esfuerzo, su iniciativa, su buen corazón al servicio de los más necesitados. Unos dan de su peculio, otros no tienen mucho, pero mueven a otros que tampoco tienen bastante y así cumplen su objetivo de buena voluntad. Y en estos días, estas personas están trabajando como hormigas por toda la ciudad.

Miriam cuenta que pide un juguete a cada visitador médico; pide víveres a sus familiares y hasta obtiene caramelos recogidos por los compañeritos de su hija, alumna de la Academia Naval Almirante Illingworth. Este año, que cumple 10 de tarea solidaria, tiene planificado agasajar con canastas navideñas a 70 niños con discapacidad y dar juguetes a niños pobres o hijos de pacientes.

Estima que el agasajo le representa unos $ 1.500. “Completar eso es duro. Hay personas que tienen poco y apoyan con un poquito y con gusto. Más bien si se pide a las grandes empresas, no dan”, refiere.

Pero aquello no frena sus ganas de ayudar. Por eso sigue recolectando aportes para alegrar a más niños en esta Navidad.

Detalles
Colaboración

El trabajo
Miriam Vargas tiene 42 años y es madre de dos menores. Tiene su consultorio médico en el bloque 6 de Paraíso de la Flor, al noroeste de la ciudad.

Locales
En ese sector compró un terreno y construyó una edificación, donde tiene su consultorio y locales comerciales. Uno de esos lo cede a un centro de atención infantil del Gobierno.

Guayaquil es muy solidario. Muchas personas colaboran con alguna causa. Cuando uno pide, muy pocas personas dicen no; pero sí es más difícil que las empresas aporten”.Miriam Vargas Médica solidaria