El 25 de octubre de 1992, cuando Narcisa de Jesús fue declarada beata por el papa Juan Pablo II, Nobol disponía de una capilla para venerarla. Monseñor Juan Larrea Holguín, arzobispo de Guayaquil, planteó la necesidad de erigir un santuario, y esa labor de construcción recayó en el párroco de Nobol Plácido Muñoz Macías.











